Por Jorge Augusto Cardoso.-

En un nuevo gobierno, será necesario emancipar de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, de la influencia de contrapoderes que no proceden del sufragio universal, como el de los sindicalistas que, en nuestra Patria, ejercen presión sobre todo el sistema político de toma de decisiones. La omnipotencia de los sindicatos no tiene objetividad y no son elegidos por el pueblo. Sólo defienden sus intereses sectoriales y particulares; no obran en pos del bien general. Los sindicatos se oponen a las reformas laborales, dejando fuera a quienes quieren ingresar al sistema productivo formal, haciendo de esta manera cada vez más grande el mercado laboral informal. En el reino de Francia, la nobleza y la burguesía acomodada se oponían a las necesarias reformas, y así vino la revolución. En mi opinión, los gremios en el país equivalen a aquella nobleza que, con la finalidad de salvaguardar sus privilegios que ya eran insostenibles, se oponía a los cambios necesarios para el bien del pueblo, para el bien general.

Share