Hay que tener cuidado con lo que se desea. En el caso de China, se quería que las fuerzas del mercado tuvieran una mayor influencia en su economía centralizada. Eso funciona bien para subir, pero muchos olvidan que todo lo que sube, baja.
El caso es que las acciones chinas cayeron un 8,5% este lunes 24 de agosto, barriendo con todas las ganancias de la burbuja de lo que va del año.
La razón: las autoridades abandonaron el mercado. Antes defendieron el nivel de 3500 como precio mínimo, que hoy desapareció en un segundo.
La Bolsa de Valores china barrió con todas las ganancias de 2015. (Google Finance)
El viernes pasado los jugadores del mercado imploraron que el banco central vuelva a intervenir, así que el hecho de que el Banco Popular de China no hizo caso a esta demanda y no limitó las tasas es algo casi surrealista. Tampoco usó nada de los U$S 300.000 millones reservados para apoyar al mercado de valores (de los cuales, U$S 160.000 millones fueron y vinieron).
Hay varias razones posibles para que las autoridades no sigan apoyando al mercado de valores:
-Están ocupadas manteniendo en pie la moneda luego de la sorpresiva devaluación de hace dos semanas. La tasa de cambio con el dólar apenas se movió este lunes 24 de agosto.
-Realmente quieren ver hasta dónde aguanta el mercado.
-Piensan que seguir limitando las tasas o comprando directamente no ayudará mucho.
-El régimen ha perdido el control.
Por supuesto, muchos de los especuladores con poca experiencia y mucho apalancamiento no se salieron del mercado chino porque las autoridades dijeron que apoyarían los precios. Ahora han perdido todas las esperanzas y están vendiendo lo más rápidamente que pueden.
Pero no sólo los chinos están vendiendo. En la apertura del lunes, los futuros de EEUU tuvieron un tope mínimo y hubo que detener la bolsa de valores debido a las bruscas bajas de los precios (5% para el Promedio Industrial Dow Jones, por ejemplo).
A pesar del hecho de que China está relativamente desconectada del sistema financiero mundial, la sorpresiva devaluación, la caída de la bolsa y los sombríos datos económicos han espantado a los inversores internacionales.
Estos están sacando el dinero de los activos de riesgo, como las acciones, y lo están colocando en bonos del gobierno de EEUU y Alemania. También están sacando el dinero de países de alto rendimiento donde solían invertir con buenas ganancias (China, mercados emergentes, Estados Unidos) y envían el efectivo a su casa o al lugar donde recibieron el préstamo.
Este es el fin del famoso “carry trade” (tomar dinero prestado en una moneda a tasas bajas para colocarlo en otra moneda a tasas más altas), y hoy en día hasta el dólar cayó y el euro y el yen están subiendo.
Una vez que empezó, la liquidación al por mayor es difícil de detener, porque produce una cascada de márgenes adicionales por todo el mundo, y a los bancos centrales como la Fed y el Banco Popular de China se les volverá a pedir que hagan algo al respecto. (Por Valentin Schmid | La Gran Época)
25/08/2015 a las 4:43 PM
Nadie mejor que el Indio para expresar este momento financiero mundial…
https://www.youtube.com/watch?v=6w52oYF48w4
25/08/2015 a las 7:51 PM
«El arte de la guerra»
Goldman Sachs – OTAN Corp.
Goldman Sachs, el banco de negocios más poderoso del mundo, acaba de contratar al ex secretario general de la coalición militar más poderosa de la historia: la OTAN. Aunque algunos sólo querrán ver en ello una especie de “jubilación dorada”, los hecho nos muestran que no es la primera vez que algo así se produce: Goldman Sachs y la OTAN ya mantuvieron una “fructífera” colaboración durante la guerra contra Libia.
Red Voltaire | Roma (Italia) | 21 de agosto de 2015
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El banquero privado más poderoso del mundo, Lloyd Blankfein (ver foto), presidente de Goldman Sachs, decía estar haciendo «el trabajo de Dios» (sic). Para castigar a los pecadores, ahora acaba de contratar a Anders Fogh Rasmussen, ex secretario general de la OTAN.
Después de haber sido secretario general de la OTAN (bajo las órdenes de Estados Unidos), desde 2009 hasta 2014, Anders Fogh Rasmussen acaba de ser contratado como consultante internacional por Goldman Sachs, el banco de negocios más poderoso de Estados Unidos.
Es prestigioso el curriculum de Rasmussen. Como primer ministro de Dinamarca (de 2001 a 2009), se dedicó a «la ampliación de la Unión Europea y de la OTAN contribuyendo a la paz y la prosperidad en Europa». Como secretario general de la OTAN, representó a la alianza atlántica en su «pico operativo con 6 operaciones en 3 continentes», entre ellas las guerras contra Afganistán y Libia. Además, «en respuesta a la agresión rusa contra Ucrania, reforzó la defensa colectiva a un nivel sin precedentes desde el fin de la guerra fría».
También apoyó la «Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP)» (también conocido como Área de Libre Comercio Transatlántico o TAFTA, según sus siglas en inglés. NdT.) entre Estados Unidos y la Unión Europea, base económica de una «comunidad transatlántica integrada».
Rasmussen presenta por lo tanto aptitudes inestimables para Goldman Sachs, cuya estrategia es simultáneamente financiera, política y militar. Después de años de trabajo en Goldman Sachs, los dirigentes y consultantes de este enorme banco estadounidense han ido a ocupar puestos claves en el gobierno de Estados Unidos y en los de otros países. Entre ellos se encuentran Mario Draghi –quien fue gobernador del Banco de Italia y ahora es presidente del Banco Central Europeo (BCE)– y Mario Monti –designado en 2011 como jefe del gobierno italiano por el presidente Napolitano.
Así que nada tiene de sorprendente que Goldman Sachs se suba las mangas para participar en las guerras de la OTAN. Por ejemplo, en la guerra contra Libia, donde primeramente se apropió –provocando pérdidas ascendentes al 98%– de fondos públicos por un monto de 1 300 millones de dólares, fondos que el gobierno libio le había confiado en 2008. En 2011, Goldman Sachs participó también en el saqueo de los fondos soberanos libios (estimados en unos 150 000 millones de dólares) que Estados Unidos y la Unión Europea «congelaron» en el momento de la guerra. Actualmente, para administrar a través del control del Central Bank of Libya los fondos provenientes de las nuevas exportaciones de petróleo, Goldman Sachs se dispone a desembarcar en Libia en el marco de la operación que Estados Unidos y la OTAN ya tienen proyectada, bajo la bandera de la Unión Europea y la «conducción italiana».
Basándose en una lúcida «teoría del caos», se explota la situación de caos provocada por las guerras contra Libia y Siria, instrumentalizando y canalizando hacia Italia y Grecia –dos de los países más débiles de la Unión Europea– el trágico éxodo de migrantes que huyen de esas guerras. Este éxodo sirve como arma de guerra sicológica e instrumento de presión económica para demostrar la necesidad de realizar una «operación humanitaria de paz» cuyo verdadero objetivo es ocupar militarmente las zonas estratégica y económicamente más importantes de Libia. Al igual que la OTAN, Goldman Sachs contribuye activamente a la estrategia de Washington, que quiere disponer de una Europa sometida a Estados Unidos.
Después de haber contribuido, mediante la estafa de los préstamos subprimes, a desatar la crisis financiera, que posteriormente se extendió a Europa desde Estados Unidos, Goldman Sachs especuló sobre la crisis europea aconsejando «a los inversionistas sacar provecho de la crisis financiera en Europa» [1].
Según investigaciones debidamente documentadas en 2010-2012 por medios como Der Spiegel, el New York Times, la BBC y Bloomberg News, Goldman Sachs también “disfrazó”, mediante complejas operaciones financieras –como «préstamos camuflados» bajo condiciones draconianas y venta de «títulos tóxicos estadounidenses»– el verdadero monto de la deuda griega. En este caso, Goldman Sachs maniobró con más habilidad que Alemania, el Banco Central Europeo y el FMI, que no han sabido esconder el yugo que pusieron al cuello de Grecia.
Al reclutar a Rasmussen, con la red internacional de relaciones políticas y militares que este personaje ha tejido durante sus 5 años como secretario general de la OTAN, Goldman Sachs refuerza sus posibilidades de influencia y de penetración.
25/08/2015 a las 7:53 PM
El mundo se reorganiza después del acuerdo entre Estados Unidos e Irán
Geopolitika, la publicación mensual serbia de referencia en materia de política, entrevistó a Thierry Meyssan en julio sobre la situación en los Balcanes y en el Medio Oriente. Hoy reproducimos esa entrevista con varias notas sobre los últimos acontecimientos. Para el analista, las relaciones internacionales están siendo dominadas por la voluntad de Estados Unidos de conservar el control global en el plano económico y de impedir el surgimiento de nuevos rivales, como Rusia, China y la Unión Europea. El enfrentamiento se desarrolla, simultáneamente, en el Medio Oriente y en Ucrania. El viraje de Irán, de una posición revolucionaria y antiimperialista a una actitud nacionalista y una ambición de influencia regional, modifica todo el juego.
Geopolitika: Señor Meyssan, Serbia y el sudeste de Europa en general se ven «inundados» por la ola de migrantes. ¿Se trata de un proceso espontaneo o es que hay alguien interesado en el desplazamiento de una parte importante de la población del Medio Oriente, de Afganistán y de otros países hacia el Viejo Continente? ¿Existe alguien interesado en privar al presidente Assad del respaldo de su pueblo estimulando la migración desde Siria?
Thierry Meyssan: Nadie había previsto la envergadura de la actual ola de migrantes. Estos provienen principalmente de Siria, de Afganistán y del cuerno de África. Contrariamente a lo que afirman los políticos occidentales, no son personas en busca del nivel de vida europeo, ni personas que tratan de escapar de regímenes dictatoriales. Son simplemente seres humanos que huyen de los combates porque sus países están en guerra, generalmente por causa de las políticas occidentales.
Los políticos europeos todavía no han entendido que esta migración es consecuencia de la estrategia estadounidense iniciada en 2001. Washington ya no trata de apoderarse del control de los Estados sino de destruir los Estados y de imponer un caos que hace imposible organizar nada sin contar con la voluntad de Washington. Es la teoría del filósofo Leo Strauss, maestro de numerosos responsables del Departamento de Defensa.
Sin embargo, ahora los estadounidenses se han dado cuenta de que si bien el caos es localmente útil a sus intereses, por otro lado resulta imposible controlarlo y tiende a extenderse. Los migrantes son ahora tan numerosos que pueden desestabilizar Estados que Washington creía estables. Y parece que la administración Obama acaba de modificar su opción y prefiere abandonar la teoría del caos para volver al estilo de enfrentamiento clásico característico de la guerra fría. Al menos esa es la interpretación que yo hago de la nominación de James H. Baker como nuevo estratega del Departamento de Defensa, de la publicación de la nueva Military Strategy por [el secretario de Defensa] Ashton Carter y de las declaraciones del próximo jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford.
Seguramente veremos atenuarse ese flujo migratorio en los próximos años. Pero se necesitarán al menos 2 años para que las poblaciones reaccionen ante ese cambio de estrategia. Así que la actual crisis se hará primeramente más grave, antes de comenzar a resolverse lentamente.
Geopolitika: Deutsche Welle y otros medios de prensa occidentales anuncian malintencionadamente la próxima caída del régimen en Siria. ¿Qué opinión tiene usted sobre la situación en el frente, que está haciéndose realmente complicada? ¿Cómo ayudar al ejército sirio, por supuesto, ante todo en el plano militar? ¿Puede Siria seguir contando con el respaldo de Rusia, en materia de armamento, y con la ayuda de Irán, Irak y el Líbano en lo tocante al personal?
Thierry Meyssan: Los medios de prensa occidentales confunden los sueños israelíes con la realidad. Hace 4 años que están anunciándonos cada semana la caída inminente del «régimen». En realidad, la situación fue crítica hasta mediados de 2012, pero hoy está perfectamente bajo control.
De 23 millones de sirios, entre 3 y 4 millones están refugiados en el extranjero, 18 o 19 millones apoyan la República Árabe Siria y unos 500 000 apoyan a los yihadistas. Los medios occidentales esconden esa realidad con la publicación de mapas absurdos sobre las «zonas liberadas» por los yihadistas. Pero el Ejército Árabe Sirio ha optado por concentrarse en la seguridad de las ciudades y abandonar los desiertos, que representan más de la mitad del territorio sirio. Por su parte, el Emirato Islámico controla 3 ciudades y varias carreteras a través del desierto. Y los medios occidentales fingen creer que controla todo el desierto. Es simplemente ridículo.
La guerra ya está ganada. Pero los actuales acontecimientos proseguirán mientras se mantenga el flujo de mercenarios, de dinero y de armas para los yihadistas, lo cual lógicamente debería cesar después de la firma del acuerdo bilateral secreto entre Estados Unidos e Irán, firmado paralelamente al acuerdo multilateral de los 5+1 sobre la cuestión nuclear.
En lo tocante a las alianzas, para muchos habitantes del Medio Oriente la división de la Siria histórica por parte de británicos y franceses –en 1916 (acuerdos Sykes-Picot)– creó Estados pero no modificó los pueblos. Muchos libaneses consideran que ellos y los sirios son un solo pueblo. Y ese mismo sentimiento existe, en menor medida, en Jordania y en Palestina. Cuando el Hezbollah vino a luchar en Siria, dijo que intervenía no para proteger Siria sino para proteger el Líbano. Hoy podemos ver perfectamente que tenía razón. Si el Hezbollah no hubiera garantizado la seguridad de la frontera sirio-libanesa, el Líbano estaría hoy arrasado por la guerra.
Rusia, por su parte, siempre ha protegido Siria cuando su existencia se ha visto amenazada… y seguirá haciéndolo. Pero sería ingenuo creer que Moscú hará más que eso. Rusia respaldó a Siria –como apoyó la Novorossia– en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no intervino directamente en los combates –ni en Siria, ni en Novorossia. Incluso se negó a proporcionar armamento fundamental, como imágenes satelitales o detectores de túneles [1].
Irán cambió durante el transcurso de esta guerra. Al principio, en tiempos de Mahmud Ahmadinejad, los iraníes estaban dispuestos a morir por su ideal antiimperialista. En este momento, bajo la administración del jeque Hassan Rohani, están pensando en incorporarse al comercio internacional y en extender su propia zona de influencia. Por consiguiente, Teherán seguirá apoyando a Damasco, pero para Siria es vital encontrar nuevos aliados ante el riesgo de verse pronto bajo el dominio de los persas.
Geopolitika: ¿Cuál es la verdad sobre el Emirato Islámico, que comete espantosos crímenes? Las fuerzas estadounidenses sostienen que ellas están bombardeando las posiciones de Daesh [acrónimo árabe del Emirato Islámico] pero, por otro lado, ¿quién ayudó al nacimiento de esta monstruosa formación militar y paraestatal que ha conquistado partes importantes de varios Estados? ¿Quién le proporcionó el armamento y le garantizó la logística?
Thierry Meyssan: El Emirato Islámico es un proyecto de Estados Unidos que funcionó demasiado bien y que ahora se ha convertido en una molestia para Washington. Al principio se trataba de dividir Irak creando a la vez un Sunnistán (el actual Califato) y un Kurdistán (que finalmente no llegará a concretarse), según el mapa de Robin Wright publicado en el New York Times en 2013. Esos nuevos Estados debían cortar la comunicación de Irán con Siria, Líbano y Palestina. Para crearlos había que separar las poblaciones, como se hizo en Yugoslavia. Pero eso constituye un crimen de guerra y, por consiguiente, el ejército de Estados Unidos no puede hacerlo. Por eso recurrió a una organización no estatal: el Emirato Islámico
Tenemos en nuestro poder documentación, aún incompleta pero que ya permite concluir que el Emirato Islámico fue creado, bajo su forma actual, por Washington con financiamiento saudita y con ayuda israelí. Pero hoy en día Estados Unidos ya no sabe cómo tratar con esa organización, que tanto se ha desarrollado y cuya dirección se encuentra ahora en manos de Turquía.
El Emirato Islámico reivindica una ideología takfirista, o sea su referencia es un pensador de la Hermandad Musulmana, Mustafa Chukri, y condena a todos los que no comparten su interpretación sectaria del islam. Su estrategia aparece definida en un libro publicado en 2004, Le Management de la sauvagerie [en español, “La Administración del salvajismo”]; libro firmado bajo un seudónimo y cuya estructuración intelectual es claramente occidental.
En el momento de su creación, en 2006, el Emirato Islámico era una organización tribal que se componía de 6 tribus sunnitas iraquíes y de combatientes libios de al-Qaeda en Irak. Desde su reorganización, en mayo de 2014, el Emirato Islámico incorpora ex oficiales de Sadam Husein, vinculados a Arabia Saudita, que habían respaldado el intento de golpe de Estado de la Hermandad Musulmana en Siria, en 1982. Pero su organización recuerda la de los Muyahidines del Pueblo, una secta iraní que se había refugiado en Irak y que Sadam Husein utilizaba para hacer el trabajo sucio.
Geopolitika: Usted considera los acuerdos nucleares entre Estados Unidos e Irán como un intento de acuerdo más amplio entre Teherán y Washington. ¿Cuáles serán las consecuencias para el Medio Oriente?
Thierry Meyssan: Al firmar ese acuerdo, la República Islámica de Irán dejó de ser lo que significa su nombre. Según el imam Khomeiny, «islámico» designaba simultáneamente la religión musulmana y la lucha por la justicia, o sea contra el imperialismo. En lo adelante, Irán vuelve al papel que desempeñaba en tiempos del sha, el de gendarme regional por cuenta de Washington. El adjetivo «Islámica» en la denominación oficial de Irán ahora se refiere únicamente a la religión musulmana.
Por un lado, es una buena noticia para los pueblos en la medida en que esto debería permitir la obtención de un cese de las hostilidades durante los próximos 10 años. Por otro lado, sin embargo, es una catástrofe porque se trata de una paz injusta y porque quienes luchan por la justicia van a quedarse solos.
Geopolitika: Resulta muy intrigante el artículo que usted escribió sobre la cooperación secreta entre Arabia Saudita e Israel. ¿Qué objetivo tiene esa cooperación y, a nivel de conspiración, dónde se haya el punto de coincidencia entre los intereses de esos dos grandes adversarios?
Thierry Meyssan: Israel y Arabia Saudita ya no son adversarios sino que han pasado a ser aliados en el plano militar. Realizaron juntos la agresión contra Yemen. El estado mayor de la Fuerza Común Árabe no está en Riad sino en Hargeisa, capital de Somalilandia. Este Estado no reconocido, que se halla en África, al lado de Yibuti, es una colonia israelí. Los bombarderos sauditas están siendo piloteados por israelíes e Israel incluso ha proporcionado una bomba de neutrones que mató un gran número de yemenitas y la «comunidad internacional» mantiene el más absoluto silencio sobre ello.
En virtud de la National Security Strategy de Barack Obama, la seguridad de Israel, cuando las tropas estadounidenses se hayan retirado del Medio Oriente y trasladado al Extremo Oriente, estará garantizada por la «Fuerza Común Árabe», bajo los auspicios de la Liga Árabe pero bajo las órdenes de Israel.
La colaboración entre Tel Aviv y Riad continuará durante la próxima década con la explotación del campo petrolífero de Rub al-Khali, situado principalmente en Yemen, y posteriormente el de Ogadén, en Etiopía. Con esa perspectiva, el Saudi Bin Laden Group construiría un gran puente a través del estrecho de Bab el-Mandeb, conectando Adén con Yibuti.
Geopolitika: ¿Están resistiendo con éxito el general al-Sissi y su ejército? ¿Ha sufrido la coalición británico-estadounidense-quatarí, que en realidad apoya a la Hermandad Musulmana, una derrota en el valle del Nilo?
Thierry Meyssan: El proyecto tendiente a poner en el poder la sociedad secreta de la Hermandad Musulmana en todo el mundo árabe ha fracasado. La Hermandad Musulmana perdió Egipto y Túnez, no logra imponerse en Libia, fue barrida en Siria y fracasó en su intento de perpetrar un golpe de Estado en Arabia Saudita.
Inicialmente respaldada por Qatar, la Hermandad Musulmana cuenta hoy con el apoyo de Turquía. En ese sentido, la trayectoria de Khaled Mechaal es todo un símbolo. Este líder del Hamas encarnaba la resistencia en Israel después de que Tel Aviv sobornó a varios dirigentes de al-Fatah y logró que envenenaran a Yaser Arafat. Mechaal estaba refugiado en Siria, donde disponía del más completo respaldo. En 2012, considerando que el viento estaba cambiando y que la Hermandad Musulmana lograría vencer con ayuda de Estados Unidos, Khaled Mechaal abandonó Damasco para ir a instalarse en uno de los enemigos de Siria: Qatar. Convirtió el Hamas en la rama palestina de la Hermandad Musulmana y se alió simultáneamente con al-Qaeda y con los israelíes para tomar el campamento palestino de Yarmuk, en la periferia de Damasco, y asesinar a los dirigentes de las demás facciones palestinas en el campamento. Y perdió. Actualmente, se pasa la mayoría del tiempo en Turquía tratando de que se olviden de él. Su traición es un drama para los palestinos.
El general Abdel Fattah al-Sissi no es libre de sus actos. Su país esta económicamente arruinado y necesita la ayuda de Arabia Saudita para garantizar la alimentación de la población egipcia. Así que está obligado a participar en la guerra contra Yemen en un bando que no es el suyo. Y tampoco puede acudir en ayuda de Siria.
Geopolitika: En diciembre, usted anunció la caída del omnipotente presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, publicando a la vez toda una serie de hechos de su biografía que resultan chocantes… ¿Cuál es la relación entre el AKP turco y la Hermandad Musulmana? ¿Qué sucedió realmente después del misterioso atentado contra el príncipe saudita Bandar ben Sultán?
Thierry Meyssan: Recep Tayyip Erdogan no es un político sino un delincuente de poca monta que ha tenido éxito en la política. No tiene estrategia, sólo un sueño –el de crear un nuevo imperio turco– y un gran sentido de la oportunidad.
Después de haber permitido que la embajada de Estados Unidos gobernara su país durante años, Erdogan se dejó embarcar en la guerra contra Libia, a pesar de que ese país era un importante socio económico de Turquía. Después aprovechó la desaparición del príncipe saudita Bandar ben Sultán para apoderarse de las redes yihadistas internacionales. Bandar estuvo hospitalizado durante más de un año, como consecuencia de las heridas que sufrió en el atentado realizado contra él en respuesta al asesinato de los miembros del Consejo Nacional de Seguridad de Siria. Erdogan aprovechó también la abdicación del emir de Qatar para recuperar la supervisión de la Hermandad Musulmana, así que hoy es simultáneamente el padrino de la Hermandad Musulmana y el verdadero jefe del Emirato Islámico.
Demasiado entusiasmado ante su propio éxito, se apoderó del gasoducto Turkish Stream cuando Vladimir Putin vino a proponerle su construcción, en diciembre de 2014. Eso fue, evidentemente, un grave error ya que, al hacerlo, se convirtió en el socio económico privilegiado de Rusia a pesar de ser, a través de la OTAN, un socio militar de Estados Unidos. Por eso pronostiqué inmediatamente su derrota. Y, efectivamente, la embajada de Estados Unidos reorganizó a la oposición contra Erdogan, quien perdió entonces las elecciones. Ahora, o rectifica –lo cual le va a costar caro– o tendrá que irse [2].
Geopolitika: ¿Qué piensa usted de la situación en Ucrania, que se ha convertido en motivo de una confrontación cada vez más importante entre Rusia y Occidente (Estados Unidos y la Unión Europea)? ¿Qué piensa usted de la política de Rusia, en el plano nacional e internacional, a través del mundo, sobre todo en cuanto a las sanciones que Occidente ha impuesto a Moscú? Muchos piensan que Ucrania es la venganza de Estados Unidos contra Rusia en relación con Siria.
Thierry Meyssan: A Estados Unidos no le interesa Ucrania, un país arruinado y corrupto. Nunca deseó que Ucrania entrara en la Unión Europea. Cuando orquestó el espectáculo de la plaza Maidan no fue para poner en el poder a Petro Porochenko sino para destruir el Estado, lo cual logró. La actual situación en el Donbass y en Donetsk es perfectamente conveniente para Estados Unidos.
La destrucción del Estado ucraniano, al igual que la del Estado iraquí, corresponde a la gran estrategia de Estados Unidos: conservar su propia superioridad mundial impidiendo que la Unión Europea, Rusia y China puedan hacerle competencia. Para ello, en primer lugar, Estados Unidos controla los «espacio comunes» –los océanos, el aire y el ciberespacio– y, en segundo lugar, corta las posibles rutas continentales. Destruir el Estado iraquí es cortar la «ruta de la seda» que une China con el Mediterráneo. Destruir el Estado ucraniano es cortar el proyecto de corredor Pekín-Berlín para el que China acaba de crear el gigantesco Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, siglas en inglés).
Claro, la unificación de Crimea y Rusia es un revés para Washington, pero siempre le queda la posibilidad de cerrar el Bósforo y los Dardanelos. Eso no cambia nada a escala global.
Geopolitika: Gran Bretaña y otros países occidentales han tratado de imponer en la ONU una resolución sobre Srebrenica, resolución directamente dirigida contra Serbia y contra los serbios de Bosnia Herzegovina, pero Rusia lo impidió recurriendo al veto. ¿Qué piensa usted de la situación en los Balcanes, sobre todo en Macedonia? ¿Y por qué Serbia sigue siendo objeto de interminables presiones, a pesar de que todos los gobiernos de Belgrado, desde el golpe de Estado del año 2000 y la eliminación de Slobodan Milosevic, han cedido enormemente ante las exigencias de Occidente?
Thierry Meyssan: Los occidentales son especialistas en reescribir la Historia. No hay dudas de que la masacre de Srebrenica es un genocidio. Pero no fueron los serbios quienes iniciaron la limpieza étnica en Yugoslavia. En un mundo normal tendríamos que condenar individualmente a los croatas, bosnios y serbios que cometieron genocidios. Pero también tendríamos que reconocerles a todos circunstancias atenuantes porque la locura que se apoderó de Yugoslavia fue inoculada por Estados Unidos. En aquella época, el Departamento de Defensa consideraba Yugoslavia como un «laboratorio» donde podría experimentar sobre la posibilidad de provocar ex nihilo una guerra civil. La resolución que fracasó en el Consejo de Seguridad muestra que, una vez más, los occidentales quieren condenar solamente a los serbios, porque estos son de religión ortodoxa y culturalmente cercanos a Rusia.
En todo caso, no es esa la prioridad de Washington. Lo que hoy determina la actuación de Estados Unidos en los Balcanes son los proyectos rusos de gasoducto. Es para bloquearlos que el general David Petraeus invirtió en la prensa serbia, que la presidenta croata Kolinda Grabar-Kitarovic apoya la independencia de Voivodina y que la CIA trató de organizar recientemente un golpe de Estado en Macedonia.
Además, los Balcanes siguen siendo la única base terrorista en Europa. Al principio de la guerra contra Siria, Turquía organizó en Kosovo el entrenamiento de los yihadistas de al-Qaeda. Actualmente el Emirato Islámico tiene campos de entrenamiento en Bosnia, en Gornja Maoca, Osve y Dubnica.
Geopolitika: ¿Qué piensa usted de la presencia en el Medio Oriente de su país, Francia, cuya política, al inicio de la guerra en Siria, se destacó en el apoyo a los «rebeldes»? ¿Ha comenzado a mejorar la política de Francia en materia de relaciones exteriores en lo tocante al Medio Oriente y Europa? ¿Ha comenzado a tener su propia identidad y a acercarse a la tradición diplomática que tenía en la Historia la República Francesa?
Thierry Meyssan: Desgraciadamente, la política de Nicolas Sarkozy y de Francois Hollande responde a los intereses de un pequeño clan capitalista francés que se mantiene en la sombra. Son gente que ha empujado a la realización de las intervenciones militares en Costa de Marfil, en Libia, en Mali y en la República Centroafricana. Los franceses están comprobando que esos dos presidentes han aplicado exactamente la misma política, tanto fuera como dentro del país, en materia de defensa como en el plano económico. Pero siguen sin entender quién maneja los hilos.
Hay altos funcionarios, como el secretario general de la Presidencia de la Republica, Jean-Pierre Jouyet, o como el jefe del estado mayor personal del presidente, el general Benoit Puga, que se han mantenido al mando a pesar del voto popular y del paso de los «republicanos» a los «socialistas». Al mismo tiempo, tanto Sarkozy como Hollande tienen amigos comunes en su círculo más íntimo, como el conde Henri de Castries, presidente de la compañía aseguradora AXA y del Grupo de Bilderberg.
No son los partidos políticos sino esa gente quienes hacen la política de Francia en contra de los franceses. En el siglo 19 tuvimos una situación comparable con un grupúsculo de grandes dueños de empresas, de políticos y de militares en el que se mezclaban personalidades de derecha y de izquierda y que se hacía llamar «el partido de la colonización». Después de exprimir a la clase obrera, esa gente emprendió el asalto del norte de África, de China… y de Siria.
Geopolitika: Para terminar, señor Meyssan, sabiendo los conocimientos y la perspicacia que le caracterizan a usted, es imposible resistir a la tentación de preguntar qué piensa usted del referéndum en Grecia y del destino de las negociaciones entre Atenas y Bruselas sobre la deuda griega.
Thierry Meyssan: Los griegos no tenían opción. Los tratados les impedían salir del euro sin salir de la Unión Europea y Estados Unidos les prohibía salir de esta última. Todos recuerdan el golpe de Estado de 1967 y el de 1974 en Chipre.
Así que el gobierno de Tsipras primeramente obtuvo una mayoría muy amplia para rechazar el plan de la Troika. Y después aceptó ese mismo plan a cambio de una ayuda de 83 000 millones de euros que negociada para él por Estados Unidos.
La opinión pública no entiende nada pero Alexis Tsipras no podía hacer nada mejor que eso. Grecia fue aplastada por sus propios socios europeos, que tienen tanto miedo de verse libres –quiero decir de verse sin el yugo de la Unión Europea– que aceptan cualquier cosa que venga de Alemania. En este caso, el gobierno de Merkel defiende los principios del capitalismo global actual. Explota de manera insensata su clase obrera, cuyo poder adquisitivo está en retroceso, y ahora actúa sin preocuparse por las consecuencias humanas en el caso de Grecia.
25/08/2015 a las 7:55 PM
El mundo después del acuerdo entre Washington y Teherán
por Thierry Meyssan
El cese de hostilidades concluido entre Estados Unidos e Irán redefine los conflictos en el Medio Oriente y desplaza la guerra hacia el Mar Negro. Aunque es aún demasiado pronto para prever de qué manera va a evolucionar la rivalidad entre Riad y Teherán o para saber con exactitud qué pasará en Turquía, lo que sí puede verse claramente es que nos dirigimos hacia la paz en Yemen y en Siria.
Red Voltaire | Damasco (Siria)
Ha dejado de existir la oposición entre Estados Unidos e Irán, elemento que dominó el panorama político del Medio Oriente desde el discurso que el imam Rulah Khomeiny pronunció en el cementerio de Teherán, el 1º de febrero de 1979, hasta la reciente firma del acuerdo bilateral entre Washington y el gobierno del jeque Hassan Rohani, el 14 de julio de 2015. Washington y Teherán persiguen ahora los intereses de la misma clase dirigente global.
En su momento, el presidente estadounidense Jimmy Carter y su consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski se ven obligados a enfrentar la pérdida de Irán, que hasta entonces había fungido como «gendarme regional» por cuenta de Washington. Primero reaccionan utilizando a la dinastía de los Saud –la familia real de Arabia Saudita– para contrarrestar el mensaje revolucionario y antiimperialista del imam Khomeiny –se inicia entonces el proceso de wahabización del islam mundial– y después deciden que Washington debe asumir directamente el control de los hidrocarburos del Medio Oriente.
En su discurso del 23 de enero de 1980 sobre el Estado de la Unión, Jimmy Carter declara:
«Que nuestra posición quede absolutamente clara: todo intento de una fuerza extranjera por tomar el control de la región del Golfo Pérsico será considerado una amenaza para los intereses vitales de los Estados Unidos de América y ese tipo de amenaza será rechazada con todos los medios necesarios, incluyendo la fuerza militar.»
Con ese objetivo, el Pentágono organizó un comando regional para sus fuerzas armadas, el Central Command (CentCom), cuya zona de «responsabilidad» incluye todos los países de la región, con excepción de Israel y Turquía.
El final del conflicto artificial entre sunnitas y chiitas
A lo largo de 35 años, hemos visto profundizarse lentamente un abismo entre los sunnitas, bajo la dirección de su «defensor» saudita, y los chiitas, dirigidos por su líder iraní. Los primeros defendían a Estados Unidos y su modelo económico capitalista mientras que los segundos aspiraban a morir en la lucha por liberar el mundo del imperialismo anglosajón.
Nunca antes en la Historia este conflicto había alcanzado tanta intensidad, ni había dado lugar al surgimiento de una división en el plano económico. Y alcanzó su punto culminante con la Hermandad Musulmana, al-Qaeda y el Emirato Islámico, tres movimientos financiados por las monarquías del Golfo y que en diferentes momentos han sido aliados de Israel en contra de los chiitas.
Desde el 14 de julio, y sin la menor explicación, Riad ha cesado de mencionar ese conflicto religioso –todo parece indicar que ha sido resuelto sin que tuviesen que intervenir los teólogos. Arabia Saudita ya no combate a Irán, ahora convertido en socio del amo estadounidense, sino que se encuentra en una situación de rivalidad con ese país en un nuevo Medio Oriente. Además, ya Riad no dice representar a los sunnitas sino a los árabes, mientras que Irán no podrá reclamar el liderazgo de los chiitas sino únicamente de los persas.
Sin embargo, hasta 2010, el mundo árabe no se hallaba solamente bajo influencia saudita sino que estaba gobernado por un triunvirato conformado por Egipto, Siria y Arabia Saudita.
La evolución del CentCom
Aunque aún no se habla de una reforma del CentCom, no deja de ser cierto que esta es una cuestión que no tardará en plantearse. Actualmente, su zona de «responsabilidad» incluye el Medio Oriente y el Asia Central. Pero no sólo es probable que veamos un proceso de paz estabilizarse rápidamente en Yemen y en Siria, también es posible que la guerra se desplace hacia el Mar Negro, Turquía y Crimea.
La ONU ha anunciado su intención de organizar negociaciones inter-sirias y de comunicar sus resultados a un «grupo de contacto», o sea a las mismas potencias que han venido apadrinando la guerra en Siria desde hace 4 años y medio.
Globalmente, nos dirigimos hacia un acuerdo que reconocería la «victoria» de Arabia Saudita en Yemen y la de Irán en Siria.
Stefan de Mistura, el enviado especial de Ban Ki-moon, ha declarado:
• «Tengo ahora intenciones de invitar a los sirios a participar en debates temáticos simultáneos realizados de forma paralela en el marco de un grupo de trabajo inter-sirio y a estudiar los aspectos fundamentales del Comunicado de Ginebra que identificaron durante la primera etapa de las consultas, que suponen fundamentalmente garantizar la seguridad y la protección de todos, encontrar la manera de poner fin a los asedios, garantizar el acceso a los cuidados médicos y liberar a los prisioneros.
• La segunda fase abordará los aspectos políticos y constitucionales, sobre todo los principios esenciales, la autoridad transitoria y las elecciones.
• La tercera fase tendrá que ver con los aspectos militares y cuestiones de seguridad, principalmente una lucha eficaz contra el terrorismo con la participación de todos, los ceses de hostilidades y la integración.
• La cuarta fase tendrá que ver con las instituciones públicas, la construcción y el desarrollo, lo cual significa, como hemos subrayado, que tenemos que esforzarnos por no reproducir lo sucedido en Irak, principalmente cuando las instituciones desaparecieron brutalmente y el país se vio ante graves dificultades. Esas instituciones tienen que seguir garantizando los servicios públicos, bajo la dirección de altos dirigentes aceptados por todos y que actúen dentro del respeto de los principios de la buena gobernanza y de los derechos humanos.» [1]
Simultáneamente, Turquía abrió un nuevo frente, declarando la guerra a su propia minoría kurda. Esa decisión, si Ankara se mantiene en esa posición, hundiría el país en una larga y terrible guerra civil. Después de toda una serie de declaraciones contradictorias, Estados Unidos le prohibió a Ankara perseguir al PKK dentro de Siria –donde esa organización kurda es conocida como YPG [2]–, lo cual significa que, en definitiva, Siria volverá a ser el país-refugio de los revolucionarios kurdos.
Y, muy importante, Turquía rompió las relaciones económicas que había establecido con Rusia hace 8 meses y creó con Ucrania una «Brigada Internacional Islamista», o sea una organización terrorista destinada a desestabilizar Crimea [3].
Dado que Turquía carece de gobierno legítimo desde hace un mes, resulta imposible prever en este momento lo que puede pasar en ese país. Pero es evidente que puede suceder lo peor.
¿Qué busca Estados Unidos con la resolución 2235?
En ese contexto, se observa con inquietud la adopción, por unanimidad, de la resolución 2235 del Consejo de Seguridad de la ONU. En esa resolución se decide la creación de un mecanismo conjunto de investigación de la OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas) y la ONU para determinar quién está recurriendo a la guerra química en Siria [4].
Los investigadores de la OPAQ, que hasta ahora no habían sido mandatados para determinar quién utiliza armas químicas, han comprobado que ataques con cloro han sido perpetrados al menos en 14 ocasiones. La embajadora de Estados Unidos ha declarado que esos ataques se han realizado con helicópteros, medios que no tienen los «rebeldes», lo cual es una manera de decir que la OPAQ y la ONU tendrían que demostrar la responsabilidad de la República Árabe Siria. Sin embargo, una lectura cuidadosa de los 3 informes anteriores de la OPAQ [5] sugiere otra posibilidad: podría tratarse de ataques orquestados por el ejército turco, como señaló el embajador sirio, quien por demás acogió con regocijo la adopción de la resolución.
Es importante señalar que las dudas sobre el papel de Turquía están totalmente justificadas por el hecho que ya se sabe que Turquía organizó –el 11 de mayo de 2013– un atentado bajo bandera falsa [6] en la ciudad turca de Reyhanli, atentado en el que murieron unos 50 ciudadanos turcos, para atribuirlo a Siria; y que el 21 de agosto de 2013 Turquía organizó un ataque químico en la región rural próxima a Damasco, también para atribuirlo a Siria y empujar así la OTAN a emprender acciones militares directas contra Damasco; y que en marzo de 2014 el ejército turco entró, con al-Qaeda y con el «Ejército del Islam» (milicia pro-saudita), en la localidad siria de Kessab –cuya población es mayoritariamente de origen armenio– para saquearla y continuar allí el genocidio contra los armenios.
Los informes de la OPAQ fueron presentados hace 8 meses, pero ha habido que esperar hasta ahora para que se aprobara esta resolución. Los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU disponen cada uno de sus propios medios de vigilancia satelital, lo suficientemente sofisticados como para permitirles saber quién es responsable de los ataques químicos. Si la OPAQ y la ONU llegaran a comprobar la responsabilidad de Turquía, el presidente turco Erdogan se convertiría en chivo expiatorio de toda la crisis siria.
El empeoramiento de las relaciones entre Washington y Moscú
La paz entre Estados Unidos e Irán deja a Washington en total libertad de concentrarse contra Moscú.
Ya mencionamos en este artículo el traslado de los yihadistas del Emirato Islámico hacia Crimea, ya iniciado por Ucrania y Turquía. Sólo se trata, en el fondo, de la reanudación de las operaciones de sabotaje contra la Unión Soviética que caracterizaron los tiempos de la guerra fría.
Pero más grave resulta el intento de Estados Unidos de utilizar el derribo en Ucrania del vuelo MH17 para acusar a Rusia. El 29 de julio, Washington presentó en el Consejo de Seguridad un proyecto de resolución tendiente a crear un Tribunal Penal Internacional para juzgar a los autores de ese crimen [7]. Se trataba, evidentemente, de un tribunal conformado para condenar al presidente Vladimir Putin, al estilo del Tribunal Especial para el Líbano, creado –en base a testimonios falsos– para condenar al presidente Bachar al-Assad y al entonces presidente del Líbano Emile Lahoud.
Por supuesto, Rusia se opuso recurriendo a su derecho al veto. Y no podemos menos que recordar ahora la proposición que el presidente Obama le hizo en 2011 a su entonces homólogo ruso Dimitri Medvedev: apoyarlo si se comprometía a poner a su entonces primer ministro Vladimir Putin en el banquillo de los acusados de algún tribunal internacional. Se hablaba, en aquella época, de acusarlo de ser potencialmente responsable de la guerra en Chechenia… organizada por Washington.