Por Oscar Edgardo García.-

Las góndolas del hipermercado de la política presentan a un emprendedor que, campaña publicitaria mediante, ofrece una gran olla a presión con un impactante eslogan: CASTA POLÍTICA.

El prospecto descriptivo cuenta con una exposición extensa, enardecida, convincente y muy detallada afirmando que la casta política quedará debidamente cocinada si el chef es Javier, con la particularidad de que no ofrece garantía alguna de funcionamiento.

Como el ser humano es curioso, aun a sabiendas de que la curiosidad mata al hombre, es inevitable que el eventual comprador se tiente a levantar la tapa para comprobar qué es lo que hay dentro de la olla, con la esperanza de encontrar la realidad y corriendo el riesgo de la desilusión.

Así es que al destapar la olla el hombre comprueba que contiene efectivamente a la casta política ajena pero que también está la propia que fue colocada allí por el mismo chef Javier.

Menuda sorpresa es la que se lleva el confiado eventual comprador al comprobar que las recetas elaboradas por el chef contienen una buena cantidad de ingredientes que son producto de la siembra de la casta ajena que él rechaza manifiestamente.

Es muy posible que en su afán de completar su menú haya resignado su eslogan y aceptado completar sus listas con los ingredientes faltantes cultivados por la casta política ajena.

Es un detalle que no merece dejarse pasar desapercibido a la hora de votar por la elección del chef Javier en la competencia de MasterChef ya que vale recordar: «dime con quién andas y te diré quién eres».

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