Por Carlos Tórtora.-

El acercamiento entre la UCR y Unión por la Patria se acelera. Sergio Massa compartió el domingo pasado un acto con los gobernadores radicales de Jujuy y Corrientes -Gerardo Morales y Gustavo Valdez- mientras que una de las figuras de Evolución, Emiliano Yacobitti, expresó que, si hay un ballotage entre Massa y Milei, los radicales no votarían a este último.

Todo indica que estamos ante el final de JxC. La coalición opositora se está disolviendo por la acción de dos fuerzas centrífugas. Por un lado, está la huida de los radicales hacia Massa y por el otro, el doble juego de Mauricio Macri, que tiene un pie puesto en La Libertad Avanza y estaría dispuesto a saltar el próximo 22 de octubre si finalmente Patricia Bullrich queda fuera de la segunda vuelta. Hasta el candidato a vicepresidente de Bullrich, Luis Petri, estaría involucrado en las negociaciones con Unión por la Patria.

Esta perspectiva y la aceleración de los hechos nos lleva a afirmar que sería inminente la ruptura formal de JxC, ya que el tercero en discordia, la Coalición Cívica, difícilmente continúe del lado de Bullrich.

Massa, necesitado de golpes de efecto, estaría empujando para que la UCR se pronuncie a su favor en los próximos días. En cuanto al caudal de votos radicales, hoy en día es una incógnita. En las PASO, Horacio Rodríguez Larreta apenas alcanzó el 11,7%, lo que incluía votos del PRO y la UCR. Si dividimos por la mitad, encontramos que los radicales tendrían sólo alrededor de 5,5 puntos. Es inadmisible que el radicalismo apenas cuente con ese caudal, así que hay un alto porcentaje de votantes radicales que no votaron por Larreta.

Con riesgos

Si la ruptura de la UCR con el PRO se formaliza, Bullrich pasaría a estar en una situación desesperada y Massa se aseguraría entrar al ballotage. El riesgo para este último es que la debacle de Bullrich implique una nueva fuga de votos hacia Javier Milei y que éste termine consagrándose presidente el 22 de octubre. Pero la realidad es más compleja: el radicalismo necesita en la primera vuelta asegurarse las bancas que tiene en juego, por lo cual le convendría pactar oficialmente con Massa, luego del 22 de octubre, cuando Bullrich ya no cuente.

Así las cosas, la convivencia entre la dirigencia radical y los leales a Bullrich sería más que difícil en las próximas semanas. Es que los hechos van delante de las formalidades. Para la UCR, la oferta del massismo de varios ministerios en su eventual gobierno sería irresistible.

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