Por Oscar Edgardo García.-

Javier Milei, al inaugurar el busto de Carlos Menem en la Casa Rosada, afirmó que “fue el mejor Presidente de los últimos 40 años”.

Más allá de la consideración de las razones que llevan al Presidente a sustentar dicha manifestación, no se pueden soslayar ciertos hechos graves de su ejercicio presidencial.

El expresidente fue condenado a siete años de prisión efectiva al ser considerado como coautor del delito de contrabando agravado por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.

Asimismo, se le dictó el procesamiento por su presunta responsabilidad en la causa sobre la voladura en Río Tercero de la Fábrica Militar que, según fiscales y querellantes, fue provocada para ocultar el faltante de armas producto del tráfico ilegal a los países antes mencionados.

Merece recordarse que las explosiones fueron una serie de detonaciones ocurridas en el año 1995 durante su presidencia y que destruyeron el establecimiento y parte de la ciudad, causando la muerte de siete personas, hiriendo a más de trescientas y dañando seriamente la salud mental de la mayor parte de la población de la ciudad.

También, junto con el exministro de Economía Domingo Cavallo, fue penado con inhabilitación perpetua en el marco del juicio por irregularidades en la venta del predio ferial de Palermo a la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Por último, Carlos Menem y Domingo Cavallo fueron condenados por haber cometido el delito de peculado durante su gestión en la administración pública nacional, en la que sustrajeron ilícitamente y de manera sistemática caudales públicos a través de un sistema clandestino de pago instrumentado desde la cúpula gubernamental.

Por esos misteriosos y desentrañables laberintos a los que nos tiene acostumbrados la justicia nacional, Carlos Menem falleció sin haber tenido ni una sola condena firme.

Los ciudadanos deben conocer la historia y sacar por sí mismos las conclusiones sobre la presidencia de Carlos Saúl Menem.

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