Por Bernadino Montejano.-

En el diario “La Prensa” de ayer, aparece una nota titulada “El arzobispo de La Plata pidió a los políticos escuchar a los vulnerables”, con una foto y abajo la descripción: “Kicillof y monseñor Mestre se fundieron en un abrazo luego de la homilía del purpurado platense”.

En esa homilía, Gabriel Mestre señaló que “debemos desarrollar nuestra capacidad de escucha para renovar nuestros vínculos con Dios y con nuestros hermanos”, considerando que muchos de nuestros problemas “parten de la falta de escucha profunda que nos lleva a ser indiferentes”.

Destaca el deber de “escuchar el latir de las periferias geográficas y existenciales de nuestra región, escuchando en serio a los más pobres, descartados y vulnerables de hoy, buscando dar respuesta a todas sus necesidades”.

El tema de la escucha fue tratado en una de sus últimas obras por el filósofo coreano-germánico Byung-Chul Han, titulada “La crisis de la narración”. En realidad, se llama Alberto Han, nombre de su bautismo católico, pero, pensamos que a los efectos comerciales vende más Byung-Chul que significa “Luz clara”, que Alberto.

Nos dice Han que las narraciones comienzan en los albores de Grecia, con Platón y afirma que “la decadencia de la filosofía comienza en el momento en que ella pretende ser una ciencia, y encima una ciencia exacta. La filosofía como ciencia abjura de su original carácter narrativo”.

Y con relación al escuchar, escribe: “La escucha no es un estado pasivo, sino una actividad. La escucha inspira la narración del interlocutor y abre un espacio de resonancia, en el cual, el narrador se siente interpelado, escuchado y hasta amado”.

Bien la primera parte de la homilía; invocar a Dios para que nos ayude en una tarea impostergable: la restauración de los lazos perdidos con Dios y con el prójimo; esto nos recuerda el pensamiento del teólogo protestante suizo Emil Brunner, cuando señala que la apatridia religiosa desgaja al hombre del orden eterno; y que también el debilitamiento y la atomización de los grupos infrapolíticos destruye la estructura orgánica de la sociedad y sus vínculos.

Respecto a la segunda, entre vaguedades, se nota la influencia del peculiar estilo bergogliano.

Hemos citado palabras, pero como dice un obispo argentino actual respecto a Francisco debemos valorar más los gestos que las palabras. Así Francisco recibe sonriente a Milagro Sala, hoy condenada y presa, a quien le deseo que su asunto se resuelva bien y pronto o al “caballo” Suárez, de quien su situación procesal actual desconozco y con cara de bragueta a Mauricio Macri o al cardenal Zen, a quien hizo esperar tres años.

Y acá tenemos un gesto importante del arzobispo que entra en el ámbito del saludo, generalmente regido por los usos sociales. Se puede saludar con la cabeza, con estrechar la mano, con un beso, con un abrazo, en algunos lugares del África el saludo es frotarse las narices.

Según el Diccionario de la RAE, abrazar es “ceñir con los brazos”. ¿A quién se abraza? Entre nosotros a un padre, a un hijo, a un hermano, a un amigo, a un compañero, a un camarada, a un correligionario. No se abraza a un extraño, ni a un desconocido.

¿Qué une al arzobispo y al gobernador que los lleva a confundirse? ¿Tal vez como ambos ejercen el poder, uno en la esfera espiritual, el otro en la política, serán los objetivos comunes? No lo sabemos.

No podemos opinar del arzobispo porque hace poco comenzó su gestión en La Plata, pero sí del gobernador, porque hace años que desgobierna.

Hace poco denunciamos como promueve cuanta porquería circula en el ámbito sexual, como también regala con los dineros públicos viajes de egresados, mientras agonizan las rutas provinciales, los hospitales, las escuelas. Y algunas de estas cosas las sufrimos, junto con muchos perjudicados ahora, cuando estuvimos más de dos meses sin poder sacar la hacienda del campo por el estado de las rutas provinciales que unen la ruta 3 con Ariel, una y la otra, Parish con Tapalqué, debido a las lluvias, mientras aumenta con descaro el impuesto inmobiliario y la tasa municipal por conservación de caminos rurales.

¿Estará de acuerdo Mestre, como su antecesor Fernández lo estaba con esta promoción del mal común? No lo sabemos.

También el arzobispo habla de la búsqueda para satisfacer todas las necesidades humanas; “escuchando en serio a los más pobres, descartados y vulnerables de hoy, buscando dar respuesta a todas sus necesidades”.

Mestre ¿adherirá a la fórmula de justicia: “de a cada uno según su capacidad a cada uno según sus necesidades”? No lo sabemos, pero esto puede interpretarse de diversas maneras y por otro lado, pertenece a lo cambiante de la justicia, pues las necesidades cambian con los progresos de la civilización.

Palabras, gestos, más confusión y oscuridad en estos tiempos tan duros para los católicos argentinos.

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