Por Luis Américo Illuminati.-

«Siempre es conmovedor ver el ocaso de la tarde, pero más conmovedor todavía es aquel brillo desesperado y final que herrumbra la llanura cuando el sol último se ha hundido». (Jorge Luis Borges).

Estimados lectores del Informador Público, les dejo una reflexión del economista Claudio Zuchovicki. En algún tiempo, quienes gobernaban el mundo eran quienes tenían el poder sobre las tierras; los españoles y sus conquistas fueron pioneros en esas épocas. Luego, el poderío se lo arrogaban quienes tenían la tenencia de los mares, por su importancia en la comercialización. En estos tiempos, ¿dónde cree usted que está el poder? Quizás coincidirá conmigo que está en la información y con ella, Internet. Y segunda pregunta; ¿dónde cree usted que estará en el futuro? ¿Será en el control del espacio? Y en este punto ¿Sabía usted que Elon Musk tiene más satélites en órbita que la misma NASA? Dicho esto, ¿No coinciden objetivamente, que estas vinculaciones son trascendentales en una Argentina que no sólo busca inversiones, sino que también busca estar en el mapa geopolítico de las próximas generaciones? El viejo y obsoleto peronismo refundido por el kirchnerismo se quedó en el tiempo, atrasa mil años, a diferencia de Milei que tiene la visión que a muchos les falta.

Ya lo he dicho en mi anterior nota. Milei no es perfecto ni infalible, Cristina y su pupilo Alberto le dejaron un país en llamas, un incendio que Milei está tratando de apagarlo, un incendio que él no fue quien lo comenzó, y comparado con Albertico y Cristina que están con medio cuerpo incinerados, Milei representa el verdadero cambio, no es Birdman ni Batman ni Kirchman (el hombre que amaba las cajas fuertes) y tiene la ventaja que no tiene la justicia pisándole los talones. Es el hombre que le cortará el nudo gordiano. Entonces déjenlo gobernar mediocres, sátrapas y fracasados. Aguantaron 20 años de calamidades, debacles, robo impúdico de los fondos públicos, corrupción a granel, aumento exponencial de los índices delictivos -en muchos casos con resultados mortales- del motochorrismo y narcotráfico merced al garantismo zafaroniano. Si todo esto no constituye un desastre, una desgracia, un siniestro, una calamidad, una debacle o una tragedia, entonces sigan viviendo en la estratósfera, en el limbo, en la isla encantada donde la felicidad es un espejismo. Una felicidad ficticia, fatal. Milei tiene aspectos de su persona que tal vez no convenza a los seres perfectos -la inmaculada casta- casi ángeles, como dije antes, «una novísima congregación de carmelitas descalzos». Si viviera Tato Bores repetiría aquella teoría del almácigo de cándidos (aunque usó otro término) que en esta tierra fértil un maldito plantó un día. Cándidos chichipíos que toleraron cientos de tropelías de la sórdida maquinaria kirchnerista que dejó el país en terapia intensiva y, ahora que se vislumbra una luz al final del túnel, todos los mediocres se ponen de acuerdo para apagarla. Unamuno les diría: «Ramplones uníos, que el gigante Anteo os espera en el Infierno para acompañarlos al noveno subsuelo del infierno, un lugar que Uds. deseaban inconscientemente». Los espíritus mediocres, diría Zheig, cuando aparece un salvador o un verdadero genio, se confabulan contra él y los motivos pueden ser varios: envidia, obscuridad de alma, una errática y miserable existencia, acostumbramiento al estado de chiquero, etc.

Un mendigo que no es piquetero ni planero ni ñoqui del Estado, mientras todos duermen deambula por las calles, no se sabe si es un loco, un borracho, un profeta o un fantasma. Va gritando: «¡Vergüenza, vergüenza les debería dar!» iba gritando por la calle un hombre, o la sombra de un hombre, a nadie, o a todos, o vaya a saber a quiénes, anoche, en la noche helada de invierno». Rainer María Rilke -un rapsoda de acento sublime- en «Los cuadernos de Malte Laurids Brigge», habla de esos gritos que de pronto se escuchan en la noche de las ciudades, y que son algo así como una suma o una cifra del dolor humano en la ciudad, del dolor del mundo. Esto es la pesada herencia que el kirchnerismo -banda perdida del diablo- le dejó a Milei.

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