Por Jorge Castro.-

Es absolutamente crucial lo que está ocurriendo en el mundo de la alta tecnología de EEUU y en Wall Street, con un vuelco creciente de sus principales protagonistas hacia la candidatura de Donald Trump, y en rechazo a Joe Biden y la administración demócrata, alrededor de dos puntos fundamentales: a) La necesidad de pasar a una etapa de drástica desregulación de la industria “high tech”, una de cuyas manifestaciones ha sido la recuperación plena de la libertad de expresión (1era Enmienda) en las redes de Internet, que le estuvo prohibida a Donald Trump y a los conservadores después del 6 de enero de 2021 (Asalto al Capitolio) y que Elon Musk restableció en X (ex Twitter); y b) Facilitar en gran escala el proceso de fusiones y adquisiciones (M&A) de Wall Street, hoy prácticamente paralizado y que es esencial para canalizar el boom de inversiones de la Inteligencia artificial (IA).

La razón de estas dos tendencias es que el ciclo del producto en la Inteligencia artificial (IA) es de dos años, y que los equipos IA quedan a partir de ese momento obsoletos, y deben ser reemplazados.

Las cuatro principales empresas “high tech” estadounidenses -Amazon, Microsoft, Meta/Facebook y Google- han invertido en sus equipos más de U$S 200.000 millones anuales en los últimos 4 años, lo que representa en el mundo, de manera directa o indirecta, unos U$S 800.000 millones por año.

El titular de BlackRock, el principal fondo de inversión de Wall Street, Stephen Schwarzman, tradicional respaldo de los demócratas, ha decidido apoyar este año a Donald Trump, aduciendo que “…comparte la preocupación de la mayor parte de los norteamericanos de que la política económica, la inmigración, y la actual política exterior llevan al país en un rumbo equivocado”.

Lo mismo ha ocurrido con Bill Ackman, titular del “Pershing Square Capital Management” -el 3er “hedge fund” de Wall Street-, que apuesta ahora apoyar a Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre, Ackman es socio de Elon Musk en X (ex-Twitter), y su respaldo a Trump se hizo público después del fallo del tribunal de Nueva York que condenó al ex presidente por 34 delitos.

Wall Street, en suma, tiende a volcarse en gran escala a Donald Trump. La razón es que el exmandatario se propone en un nuevo gobierno iniciar un drástico ciclo de desregulación del sistema financiero y, ante todo, del proceso de inversión, terminando con el híper regulador intervencionismo demócrata de la “Federal Trade Commision” (Comisión Federal de Comercio), que es la agencia “anti-trust” del gobierno norteamericano, así como a lanzar un nuevo recorte de impuestos, tal como lo hizo en su 1er mandato.

Lo notable es que algo semejante respecto a Donald Trump está ocurriendo en el reducto ultra-liberal (“progresista”) de Silicon Valley.

Todo gira allí alrededor de Elon Musk, convertido en el campeón de la completa desregulación de la revolución tecnológica de la Inteligencia artificial. Musk apoyó en 2020 a Biden, antes -dos veces- a Barack Obama y después a Hillary Clinton.

Pero la semana pasada Musk señaló, refiriéndose al tribunal de Nueva York que condenó en forma unánime a Donald Trump: “cuando más injustos parezcan al público los ataques a Trump, más crecerá su apoyo en las encuestas”, según afirmó en X (ex Twitter) ante sus 185 millones de seguidores.

Musk se centra descarnadamente en las limitaciones cognitivas y físicas derivadas de la elevada edad de Biden y lo hace en términos inequívocos: “Biden -precisó- obviamente desconoce lo que sucede en su entorno. El presidente es nada más que un trágico frente para una máquina política de extrema izquierda que controla la Casa Blanca”.

Los datos de este vuelco a Trump de la alta tecnología norteamericana, señala “Financial Times”, son los siguientes: en 2020 había 28 donantes de Biden por cada donante de Trump en Silicon Valley, y la relación trepaba 3.9 a 1 en el área de la Bahía de San Francisco, mientras que en 2024 hay 2.6 donantes de Biden por cada apoyo a Trump y en la “Bay Area” la proporción ha caído 3.3 a 1, con una tendencia que se acelera a medida que se acerca noviembre.

La situación se puede resumir en estos términos: Estados Unidos se ha vuelto a convertir en el centro inequívoco del poder mundial, como ocurrió en la década del ’90 tras la implosión de la Unión Soviética, pero esta vez porque es el eje y el comienzo de la nueva revolución tecnológica de la Inteligencia artificial (IA) y, por lo tanto, de la Cuarta Revolución Industrial, que es la fase actual de la acumulación capitalista en el mundo y lo será en los próximos 10/15 años.

De ahí el cambio de la relación de fuerzas a favor de Trump y en contra de los demócratas que se está avizorando tanto en Silicon Valley como en Wall Street.

“Hay una oscura armonía en las cosas”, dice Holderlin, sólo que esta vez las “cosas” tienen la claridad deslumbrante de la revolución tecnológica de la Inteligencia artificial que es la tecnología de la época, originada y encabezada por Estados Unidos, indisputadamente convertido en el eje del poder mundial en la segunda década del siglo XXI.

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