Por Carlos Tórtora.-

Luis Caputo logró bajar el dólar blue pero no pudo bajar la desconfianza y el riesgo país siguió subiendo. Mientras, el mercado se preocupa obviamente por la baja de reservas y la ausencia de un plan que Javier Milei deja expuesta a diario con sus medidas sólo coyunturales.

La decisión oficial de salir a quemar reservas despierta obviamente las mayores desconfianzas.

A todo esto, el mundo político mira el duelo entre Milei y el mercado cambiario con gran expectativa. Todos quieren saber si el gobierno terminará bajando la cabeza y aceptando devaluar como reclama el FMI.

Otro dato políticamente de primer orden es el correspondiente a la inflación de julio. Si es ascendente, aunque sea por pocas décimas, se instalará la convicción de que Milei, en definitiva, fracasó con su proceso de desinflación.

Nadie quiere definirse

Hasta que estas variables no se vayan despejando, lo más probable es que estemos frente a un impasse. Casi nadie quiere arriesgarse a romper con el gobierno o a acercarse al mismo, con un escenario tan fluido y volátil en lo económico.

Serían ya varios los gobernadores que firmaron el Pacto de Mayo y que ahora preferirían postergar cualquier presentación de proyectos de ley que tengan que ver con los contenidos del Pacto. Por otra parte, el mismo gobierno se ocupa de paralizar al Congreso dándole largas al tratamiento en comisiones del Senado del proyecto de movilidad jubilatoria que ya tiene media sanción de Diputados. Las vacaciones de invierno aportan lo suyo al congelamiento de la actividad.

En un mar de rumores, Guillermo Francos trata de alumbrar un proyecto de ley de reforma política que cuenta con docenas de críticas.

En síntesis, la paralización de la política le deja todo el protagonismo a la crisis financiera.

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