Por Carlos Tórtora.-

Con expectativa se esperaba hoy el mensaje que dará Cristina Kirchner desde México blanqueando su postura sobre la crisis venezolana. Como pocas veces, el justicialismo se encuentra profundamente dividido por este tema. En realidad, la mayor parte de la dirigencia peronista evitó pronunciarse. Sí lo hicieron, por ejemplo, Andrés Larroque a favor de Maduro, mientras que Agustín Rossi se plegó a la postura de EEUU exigiéndole al gobierno de Caracas que publique las actas de votación. La CGT quedó partida entre Gerardo Martínez y el ala moderada, que reclaman transparencia, y Pablo Moyano, solidario con Maduro. Un caso significativo fue el de Sergio Massa, cuyo Frente Renovador no dudó en condenar la línea seguida por el dictador caribeño.

Lo cierto es que el correr de los días y la no publicación de las actas por el gobierno derivaron en una nueva postura que es que Edmundo González Urrutia debe ser considerado ganador de la elección.

Lo más interesante para considerar es que el kirchnerismo se encontraría dividido entre los seguidores incondicionales de Maduro y los que creen que es necesario despegarse, aun cuando terminen coincidiendo con Javier Milei.

El tema tiene su importancia, porque hace al posicionamiento del PJ en el año electoral. Un caso extremo es el de Axel Kicillof, que se negó a definirse y pidió que le pregunten a CFK.

Como es obvio, aunque la tendencia va hacia criticar a Maduro, a la dirigencia peronista le costaría mucho coincidir con las definiciones de Milei en la materia.

Cómo sigue

Como es obvio, en la medida en que aumente la represión y Maduro vuelva a sus peores tiempos de violencia, el peronismo tendería a distanciarse del chavismo.

No hay nada que indique en qué caso el gobierno bolivariano podría mejorar su posicionamiento internacional y las señales coinciden en que el régimen bolivariano se aislaría cada vez más y que iría perdiendo la mayor parte de los apoyos, salvo los del núcleo duro de Rusia, Irán, Nicaragua, Cuba, etc.

Un peronismo más lejos de Maduro giraría hacia el centro y favorecería la reubicación de Massa.

Es indudable que en la cuestión venezolana la iniciativa la tiene Milei, que ataca frontalmente y con una apuesta de máxima: la caída del régimen.

Share