Por Luis Américo Illuminati.-

«En la Tierra hay países que son manicomios, adonde otros planetas deportan a sus locos» (Voltaire).

El mundo patas para arriba. Lo antinatural en guerra contra lo natural. La locura como un doctor dictando su ley a la razón y la verdad capturada, llevada presa y crucificada como Cristo. Las peores aberraciones se han inventado hasta ahora, ¿faltan algunas todavía? Las proporciones ideales del hombre de Vitrubio son hoy las de una bestia desnaturalizada que camina en cuatro patas y rebuzna como un burro y los que lo apañan y secundan al tirano gruñen como cerdos. Una metamorfosis como la que imaginó Kafka en Venezuela. Nicolás Maduro se parece bastante al personaje de Hitler que Charles Chaplin interpretó en la película «El gran dictador» en 1940. La película es una feroz condena del nazismo, del fascismo, del antisemitismo y de las dictaduras en general. El presidente de Venezuela ha fraguado los resultados de las urnas. Promete levantar dos cárceles para encerrar a sus opositores. Maduro es un tirano igual de loco como Hitler y tan grotesco como Sancho Panza gobernando la isla de Barataria, con la diferencia que el escudero del Quijote no era un asesino, en lo cual se asemeja más a los emperadores romanos Nerón y Calígula. Desde que asumió el poder por primera vez hasta el día de hoy ha ido cambiando su fisonomía en este orden: tirano, tiranuelo y tiranosaurio.

Share