Por Carlos Tórtora.-

El proyecto de ley de movilidad jubilatoria dio un paso más hacia su sanción por el Senado. El santacruceño José María Carambia y los radicales Pablo Blanco y Martín Lousteau firmaron el dictamen de mayoría del proyecto de movilidad que Javier Milei prometió vetar si se convierte en ley. De acuerdo a estimaciones peronistas, la sanción ya podría contar con 39 votos en el recinto si se suman los votos de Daniel Kronenberg, Flavio Fama y Maxi Abad.

El tema tiene distintas aristas conflictivas. Una es que se agudizarían nuevamente las tensiones existentes entre Milei y Victoria Villarruel.

En el entorno del primero dicen que la vicepresidenta está lejos de hacer todo lo posible para evitar la sanción y que hasta le interesaría que la Casa Rosada quede descolocada por una ley que allí consideran inaceptable porque vulnera el superávit fiscal.

La cuestión es que este tema podría encender la mecha de un enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso más grave que los anteriores. Esto coincidiría con el replanteo del bloque de UxP en el Senado, que ahora pone como condición para aprobar el pliego de Ariel Lijo, que haya una negociación en la que el peronismo cubra otra vacante en la Corte Suprema de Justicia y se acuerde además un nombre para la Procuración General de la Nación.

Adiós pacto

La nueva situación habría sorprendido a Milei, que pensaría que a partir de la firma del Pacto de Mayo los gobernadores peronistas que lo firmaron le asegurarían al gobierno el control del Congreso. Pero los mandatarios peronistas, en general, se habrían lavado las manos dejándoles libertad de acción a sus legisladores nacionales.

Todo esto estaría desacreditando a Guillermo Francos, arquitecto de la estrategia acuerdista, el que habría optado por el perfil bajo en los últimos días para tratar de evitar que le pidan rendición de cuentas por un acuerdismo que cada vez funciona menos.

Los libertarios imaginaron un segundo semestre políticamente controlado y ahora está ocurriendo lo contrario, a lo que se suma que la CGT salió de su letargo y que la inflación se niega a bajar del 5%.

Con su imagen en baja en las encuestas, Milei lucha ahora para no terminar el año como un presidente acosado por la realidad.

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