Por Carlos Fara.-
El kirchnerismo tuvo entre sus ideólogos al politólogo argentino Ernesto Laclau. Esta vertiente agudizaba la faceta ideológica y agonal de la política, tomando distancia de la fase light de Menem + De la Rúa. El contexto lo promovió: como toda época de grandes cambios, se necesita ordenar la realidad con un relato que le dé sentido.
Esa fase se agotó: todo ciclo sufre un cansancio cultural tarde o temprano. Sus ejes ya no movilizan como antes, producto de cierta saturación. Por eso, las renovaciones terminan imponiéndose (y requieren de un nuevo relato).
El debate de fondo que se dio en la Argentina de 2015 pasaba por dos ejes: 1) el estilo de liderazgo, y 2) el modelo socioeconómico. En ambos la demanda mayoritaria pasaba por la moderación. Estilo más dialoguista, abierto y humilde, acompañado de un justo medio entre el Estado y el mercado. En ambos ejes la sensación era que había desequilibrio.
Hace 200 años, el Conde de Saint-Simón hablaba de pasar del “gobierno de las personas a la administración de las cosas”. Para algunos esto implica una fase “pos-política”. Más allá de las denominaciones, la diferencia es profunda: mientras que para unos en lo público predomina el conflicto inevitablemente al transformar la realidad, para otros se trata de buscar las mejores soluciones técnicas, lo que garantizaría cierta armonía.
La mayoría está a favor de la presencia del Estado en ciertas actividades productivas claves. Pero al mismo tiempo piden que haya un manejo eficiente y que en ciertas responsabilidades indelegables -seguridad, salud, educación- la prestación sea bastante satisfactoria. Estado grande y eficiente, sí. Estado con exceso de burocracia y burócratas, no.
Dado que la percepción predominante es que este Estado más grande está presente formalmente, pero no asegura ciertos resultados, Macri va a tratar de transformarlo incorporando lógicas del mundo privado, “administrando las cosas”, y no poniendo énfasis en el conflicto como herramienta política central. Eso es algo parecido a un cambio de paradigma.
Si Macri está o no acertado respecto del equipo con el que saldrá a la cancha el 10 de diciembre será una discusión eterna que sólo se saldará con la evolución favorable de algunos indicadores objetivos, y con el dictamen de la elección de 2017. Pero en todo caso, tiene que ver con cierto clamor de “pago demasiados impuestos, pero no me regresa nada”.
El futuro presidente decidió jugar con un equipo a su imagen y semejanza de ingeniero obsesivo por los resultados y la eficiencia. Un grupo que es una extensión del gabinete en la CABA, y en el que seguramente confía.
Tenía una opción alternativa: hacer un gabinete de figuras más representativas del 51,3% que lo votó en el balotaje, atendiendo a la heterogeneidad. Macri no creyó en eso. Prefirió más homogeneidad y menos política. El razonamiento no es descabellado: “la política me amortiguará mejor las crisis; sin embargo, a la larga sin resultados concretos dirán que soy un bien intencionado pero que no doy en la tecla” podría reflexionar el líder.
Como la realidad es menos lineal y más compleja cuando se trata de interactuar con ella, quizá haya ciertas dosis de uno y de otro. Una suerte de “Lasimon” o “Saintclau”. La política es como el oxígeno: no se puede vivir sin ella, ya que es inherente al ser humano en comunidad. Los que mutan son los formatos con que se expresa. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)
04/12/2015 a las 9:56 AM
Buen articulo.
Agregaria que «puede que no te interese la guerra, pero a la guerra le interesas»
O sea, no quiero ser aguafiestas, pero igual que Fara (que no se anima a continuar con su razonamiento en publico), estoy para prevenir. Y lo que se ve es conflicto: Macri et al se van a foguear rapido, tontos no parecen; lo que si tienen que tratar es de dejar de pensar como lo que son, y ubicarse en lo que quieren gobernar, que es mucho mas y muy diferente que lo son, se entiende?
Recordar: se puede estar equivocado pero no confundido.
04/12/2015 a las 7:07 PM
GERENTES O POLÍTICOS
Ppor CATON 04/12/15
Entre los políticos existe una tendencia a menospreciar la función de los técnicos, en especial a los que se formaron en las ciencias duras, lo que en realidad es un acto de auto preservación, porque temen perder brillo ante un probable competidor, que utiliza una lógica cartesiana , por su manejo de las matemáticas, que muchas veces simplifica el proceso de solución de problemas y el de toma de decisiones, lo que evita que el político use su verba encendida en su papel de encantador de serpientes, o de flautista de Amelín, que tiene por único objetivo conseguir más votos para acrecentar su capital político, para en definitiva hacer lo que se le viene en su santa y real ganas; y si es sin control alguno mejor.-
Sería conveniente recordarles a los políticos los conceptos de EFICACIA EFICIENCIA y EFECTIVIDAD, como ejemplo podemos citar el caso del ministro de Economía saliente, (gracias a Dios), seudo marxista y seudo keynesiano, cuando a principios del 2014, devaluó el peso para tratar de parar la inflación, con los resultados a la vista, no fue eficaz, ni fue eficiente y mucho menos efectivo, pues por el resultado obtenido la devaluación sirvió de poco, ya que la inflación bajó algo, (del 40% al 25 pero siguió en valores altísimos; para deshacer el entuerto, como el Quijote, se dedicó a pelear con los molinos y terminó vaciando el Banco Central, dejando todo peor que antes de su desafortunada intervención. Sólo le faltó decir como su antecesor “me quiero ir”.
Se le achaca a los técnicos no entender de política, como si el simple hecho de haber elegido otro tipo de formación lo inhabilitara para entender de política; se critica a los gerentes de empresas privadas, como si ellos no hicieran políticas en el seno de sus empresas, dicen que el Estado no es una empresa, se olvidan acaso la ADMINISTRACIÓN de cualquier organización no es ni más ni menos que aplicar métodos EFICACES, EFICIENTES Y EFECTIVOS en pos de un objetivo, ni siquiera se puede argumentar que es otra escala, como si el “PBI” de la empresa de Bill Gate no fuera varias veces más grande que el de nuestro País.
A propósito este “vulgar empresario” posee una fortuna que es mucho mayor que todas las reservas del BCRA, ¿será que él solo es un fenómeno; o nosotros somos cuarenta millones de estúpidos?, algo no cierra.-
Sería cuestión de preguntarnos si queremos que: ¿nos gobiernen los políticos sobre todos los “K”, o que no gobierne algún Bill Gates?
De nosotros depende.-
04/12/2015 a las 8:15 PM
LA ÚNICA SOLUCIÓN PARA EL PLANETA Y ALGUNAS DE LAS ESPECIES QUE LO HABITAN, ES LA ANARQUÍA, NO LA DE FOURIER Y SAINT SIMÓN, SINO LA BAKUNIN Y KROPOTKIN, CON BRAZOS EJECUTORES COMO DI GIOVANNI RADOWITZKY Y DURRUTI.
¡LA ÚNICA SALVACIÓN ESTA EN LA ACRACIA!