Por Germán Gorraiz López.-

La asimetría del castigo realizada por Israel en Gaza habría provocado la desafección hacia Biden del ala izquierda del partido Demócrata y el cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía. Dicho movimiento de protesta, por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, (rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam), provocar un cisma en el seno del Partido Demócrata y afectar a la solidez de la nominación de Biden como candidato a la Presidencia en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto.

Ello facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre por lo que Administración Biden intenta desesperadamente lograr una declaración de Netanyahu de «una tregua indefinida» que permitiría el canje de los rehenes judíos todavía en manos de Hamas así como restablecer la circulación de camiones de ayuda humanitaria para más de 1 millón de palestinos confinados en Rafah. Así, Biden se apuntaría un importante tanto diplomático y lavaría su imagen de colaborador necesario de Israel en la limpieza étnica de Gaza lo que le permitiría presentarse ante los electores del ala izquierda demócrata como el conseguidor de la tregua en Gaza y así remontar en los sondeos electorales.

Así, una reciente llamada telefónica mantenida entre Biden y Netanyahu habría sentado las bases de un acuerdo que beneficiaría a ambos dirigentes, consistente en la retirada total del Ejército israelí de una Gaza que quedará como zona desmilitarizada bajo el control de los cascos azules de la ONU, con lo que Líbano estaría ahora en la diana de Israel.

Por su parte, tras dar por finalizada la campaña de Gaza, Netanyahu habría decidido invadir el Sur del Líbano para desplazar a los 400.000 habitantes del sur del Líbano al otro lado del río Litani, con la esperanza de ganar tiempo hasta la previsible victoria en noviembre de un Donald Trump, en la certeza de que podrá contar con sus bendiciones para exonerarlo de toda culpabilidad ante la Corte Penal Internacional.

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