Por Luis Américo Illuminati.-

Entre dudas, alivio y decepción, los franceses digieren el inesperado resultado de las legislativas anticipadas. Cuando se esperaba una victoria del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular llegó en primera posición, delante de la coalición oficialista, que se recuperó tras una primera vuelta decepcionante. Sin embargo, ninguna fuerza se acerca a la mayoría absoluta, lo que plantea un problema de gobernabilidad en la Asamblea Nacional. En medio de una extendida incertidumbre, los franceses procesan los resultados divididos en dos orillas: el alivio por el freno a la extrema derecha, por una parte, de la población, y la decepción por la misma razón, de otro lado.

Para algunos observadores esta es una situación inédita, un «cul-de-sac» o «impasse» que daría suponer cualquier hipótesis sobre el futuro cercano, ya que la atmósfera política francesa en este momento no es precisamente de conciliación, para algunos con síntomas -por ahora en pequeña escala- parecidos a los que desencadenaron la Revolución Francesa en 1789, aunque parezca exagerado pensarlo. No hay que olvidar que en Francia existe un número importante de ciudadanos musulmanes afincados cuyos hijos votan y que virtualmente pueden contribuir a inclinar la balanza de uno u otro lado. Téngase en cuenta que en la Edad Media el islam invadió media Europa, ocuparon grandes espacios del mapa y civilizaron una gran parte de ella durante siglos. La cristiandad reaccionó y logró expulsarlos de sus territorios. Hoy día hay varias generaciones de musulmanes que conservan sus costumbres y se consideran tan franceses como cualquier otro ciudadano.

¿Es posible una victoria electoral del islam en Francia?

El escritor, poeta y ensayista francés Michel Houellebecq ha escrito una novela-ensayo de título «Sumisión» (Anagrama) donde el candidato del partido «Hermandad Musulmana» gana las elecciones en Francia, y al poco tiempo el Islam impone su forma de vida. En la pág. 258 se lee: «El islam actual había tomado el relevo del cristianismo. A fuerza de melindrerías, zalamerías y vergonzoso peloteo de los progresistas, la Iglesia Católica se había vuelto incapaz de oponerse a la decadencia de las costumbres. De rechazar clara y vigorosamente el matrimonio homosexual, el aborto y otras aberraciones occidentales. Había que rendirse a la evidencia: llegada a un grado de descomposición repugnante, Europa occidental ya no estaba en condiciones de salvarse a sí misma, como lo estuvo la Roma antigua en el siglo V de nuestra era». Houllenbecq vislumbra la inminente caída de Occidente tal como lo pronosticaron Oswald Spengler, George Orwell y Aldous Huxley.

Share