Por Hernán Andrés Kruse.-

Finalmente el presidente formal de la nación habló en el magno recinto de la Asamblea General de la ONU. Que nadie se llame a engaño. Las palabras de Albero caerán rápidamente en saco roto porque a nadie le interesan. ¿Alguien cree que el discurso del presidente formal le interesó, por ejemplo, a algún presidente europeo? Como afirmó acertadamente Serrat “la verdad no tiene remedio”. Y la verdad es que la Argentina, a nivel internacional, es considerada un país irrelevante. En consecuencia, lo dicho por Alberto en ese ámbito también es irrelevante, salvo para aquellos argentinos que aún se preocupan por el destino de la nación argentina.

Los párrafos más salientes del discurso de Alberto fueron, me parece, los siguientes (fuente: Página/12, 20/9/022):

1) “Muchas veces en la historia, los magnicidios han sido prólogos de grandes tragedias. Fundados en el rechazo o el odio hacia las víctimas, quienes perpetraron semejantes acciones quebrantaron la paz pública y abrieron las puertas a enormes disputas sociales. Pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio. Por eso mismo, poniendo en valor la racionalidad propia de la convivencia democrática, quiero comenzar estas palabras agradeciendo la solidaridad que la Argentina ha recibido del mundo entero por el intento de magnicidio perpetrado contra nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. En la Argentina el intento de asesinar a la vicepresidenta no sólo afectó la tranquilidad pública. También buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida. En 1983 recuperamos la democracia e iniciamos un largo ciclo histórico en el cual alternaron en el gobierno distintas fuerzas políticas (…) Valoramos la democracia como un modelo de desarrollo social que exige respetar al otro en la diversidad. Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina”.

2) “Queremos seguir fortaleciendo la tradición de Argentina basada en los principios del Derecho Internacional Humanitario, en el respeto irrestricto de la soberanía de los Estados, en la autodeterminación de los pueblos, en la perspectiva de género y en la cooperación. Desde la CELAC, ejerciendo la presidencia pro tempore, consolidamos los principios de colaboración, promovemos el pluralismo democrático y fomentamos la Cooperación Sur-sur y triangular. La Argentina tiene una activa presencia en las operaciones de mantenimiento de la paz, instrumento esencial de la Organización de las Naciones Unidas. Seguiremos ese camino. Quiero llamar la atención por la utilización de medidas unilaterales de coerción. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, las únicas acciones legítimas son aquellas impuestas por el Consejo de Seguridad para hacer cumplir sus decisiones en materia de mantenimiento de la paz y la seguridad. En virtud de ello, Argentina se suma al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela para que se levanten los bloqueos que esas naciones padecen”.

3) “La Argentina condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. Deben ser combatidos en el marco del estado de derecho y del pleno respeto al derecho internacional. Seguimos luchando contra la impunidad, investigando los atentados que sufrimos en 1992 a la Embajada de Israel y en 1994 a la sede de la AMIA, que se cobraron la vida de 107 personas y cientos de heridos. Queremos que los responsables de tan atroces ataques sean identificados, juzgados y eventualmente condenados. Una vez más, instamos a la República Islámica de Irán a que coopere con las autoridades judiciales argentinas para avanzar en la investigación del atentado contra la AMIA. También instamos a la comunidad internacional, a que nos acompañen en nuestra lucha evitando recibir o cobijar a cualquiera de los imputados aun cuando gocen de inmunidad diplomática. Debemos recordar que sobre ellos pesan solicitudes de captura internacional y alertas rojas de Interpol”.

4) “Quiero reafirmar los legítimos e imprescriptibles derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Forman parte del territorio nacional argentino y se encuentran ocupados ilegalmente por el Reino Unido desde hae ya casi 190 años. El pedido formulado a través de la resolución 2065 del año 1965 se ha mantenido vigente y ha sido renovado en múltiples ocasiones. El Reino Unido persiste en su actitud de desoír el llamado a reanudar las negociaciones respecto a la disputa territorial, Más aún; agravó la controversia por sus llamados a la explotación ilegal de los recursos naturales renovables y no renovables en el área. La acción es contraria a la resolución 31/49 de esta Asamblea. También insiste con la injustificada y desmedida presencia militar en las Islas, que no hace más que traer tensión a una región caracterizada por ser una zona de paz y cooperación internacional”.

El intento de asesinato de Cristina Kirchner alteró, qué duda cabe, la paz social. Lamentablemente, el presidente formal insiste con su táctica de profundizar la grieta, de hacer caer toda la responsabilidad de lo que pudo haber sucedido si se consumaba el ataque sobre las espaldas de la oposición. De ahí la enorme responsabilidad que le cabe a la Justicia, de cuya capacidad para desenmascarar y condenar tanto a quienes intentaron ejecutar el magnicidio como a quienes fueron sus autores intelectuales, depende que la paz social no se parta en mil pedazos.

Respecto al bloqueo al que están sometidos los pueblos de Cuba y Venezuela, sólo cabe manifestar que siempre los perjudicados han sido los pueblos cubano y venezolano, nunca los dirigentes. Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, jamás padecieron los efectos deletéreos de los bloqueos decididos por la república imperial. Es lógico que Alberto, como presidente pro tempore de la CELAC, los haya condenado en la ONU pero, como siempre ha sucedido a lo largo de la historia, la república imperial continuará, sin prisa pero sin pausa, con esa política de agresión

Los dos últimos temas, harto delicados, tienen en común que jamás serán penados. Los terroristas que atentaron primero contra la embajada de Israel y luego contra la AMIA, jamás serán condenados por ningún tribunal internacional. Miente Alberto al afirmar en su discurso que se sigue trabajando en pos del total esclarecimiento de ambos hechos criminales. Desde marzo de 1992 a la fecha ningún gobierno hizo algo por esclarecer ambos atentados. Ni qué hablar de la Justicia. En consecuencia, las 107 víctimas ocasionadas por los ataques terroristas jamás descansarán en paz.

En relación con la cuestión Malvinas ¿qué se puede decir que resulte novedoso? Gran Bretaña se apoderó de las islas en 1833 y jamás las devolverá, salvo que en algún momento considere, en sintonía con Estados Unidos, que dejaron de serle útiles. Pero es harto improbable que ese escenario se dé algún día. Alberto hace mención de la violación al derecho internacional que ha significado desde siempre la ocupación ilegal de las islas. Tiene razón. Pero en su discurso olvidó reconocer que la guerra de 1982, provocada por la recuperación momentánea de las Malvinas por las fuerzas armadas argentinas, lo único que logró fue endurecer la postura británica, siempre apoyada por la república imperial.

El alegato de Carlos Beraldi

El lunes comenzó el alegato del abogado defensor de Cristina Kirchner en la causa Vialidad, doctor Carlos Beraldi. “Sabemos y todos saben que la verdad siempre triunfa, y eso ocurrió en este juicio”, expresó. Consideró que tanto él como su defendida siempre coincidieron en lo siguiente: estar presente en cada instancia de los diferentes expedientes, a pesar de haber soportado “arbitrariedades insólitas sin antecedentes como que se cite a una persona a prestar ocho declaraciones indagatorias en un día”. Consideró que “durante nueve jornadas escuchamos un alegato en donde olvidándose de todo lo sustanciado en el juicio se formularon y sustanciaron las mismas acusaciones que se mencionaban desde 2008 y 2016 como si el juicio no hubiera ocurrido”. “Escuchamos cosas insólitas como que la prueba de la Fiscalía es contundente y que esa contundencia va relacionada con el peso de tres toneladas”. “Nunca en mi vida había escuchado semejante disparate”.

En su alegato apuntó contra el ex titular de Vialidad Javier Iguacel, quien hizo la denuncia que dio origen al juicio, y lo acusó de haber presentado dos veces la misma denuncia al darse cuenta del cariz que estaba tomando la investigación. “Jugamos un partido en cancha inclinada”, exclamó el letrado. Recordó cuando a comienzos de 2016 Iguacel ordenó una auditoría de las obras públicas realizadas durante la etapa kirchnerista (2003-2015). Debe haberse sorprendido sobremanera, enfatizó el letrado, cuando esa prueba no salió como esperaba. A pesar de ello Iguacel presentó la denuncia, bramó Beraldi. El letrado recordó que en su momento el fiscal a cargo dictaminó la inexistencia de eventuales imputaciones para los ex funcionarios K y que, a raíz de ello, se debía investigar a las empresas intervinientes en las contrataciones, destacándose IECSA, en aquel momento propiedad de la familia Macri. ¿Cómo reaccionó el equipo jurídico de Iguacel? Muy simple: “le sacaron una foto a la denuncia que habían presentado para volver a presentarla. Ni siquiera la cambiaron, presentaron la misma porque no les gustaba lo que estaba pasando”.

Más adelante, el doctor Beraldi denunció que la Justicia nada hizo luego de que se le señalara que Cristina Kirchner era perseguida por un mismo delito en cinco procesos diferentes: “No creo que en el libro Guinness haya un récord de que una persona sea perseguida cinco veces por un mismo delito”. Luego denunció a los fiscales Luciani y Mola por haber incurrido en “mala praxis” por no haber podido “probar su acusación y ni siquiera lo buscaron”. “La prueba que se produjo en el juicio fue a instancia nuestra y como consecuencia de lo que es un juicio de estas características”. También consideró que los fiscales faltaron a la verdad cuando sostuvieron que Lázaro Báez fue el único empresario que contó con el apoyo del kirchnerismo: “Se incrementó la cantidad de empresas que se dedicaban a la obra pública entre 2003 y 2015. Hay 12 mil empresarios nuevos producto del crecimiento que tuvo el país”.

Beraldi cuestionó con dureza a Luciani cuando en su alegato denunció que entre 2003 y 2015 Santa Cruz, pese a contar con una escasa población, recibió cantidades siderales de dinero para realizar obras viales. Fue entonces cuando mostró la jurisprudencia de la Corte y de su presidente para desmentir semejante acusación: “La doctrina advierte que si los jueces se meten a ver las decisiones políticas de otros poderes estarían impactando o intentando sustituir la voluntad popular”. “Cree (Luciani) que tiene una especie de “racionalómetro” olvidándose de que no hay reglas jurídicas que den un parámetro para que esto sea juzgado en un juicio”. Más adelante, no ocultó su malestar por la acusación de Luciani y Mola, en la que incluyeron al fallecido ex presidente Néstor Kirchner: “No quiero explayar la digresión, pero la imputación contra Néstor Kirchner es insólita. Está muerto y lo imputan como si fuera parte del juicio”.

El letrado afirmó que en la Justicia argentina hubo épocas que se caracterizaron por su desvergüenza y que, por ende, no pueden repetirse. Recordó que al presidente Perón le hicieron un proceso penal por traición a la Patria y asociación ilícita, tal como sucede ahora con Cristina Kirchner. Luego manifestó: “No puede pasar que se use a los jueces para cuestiones subalternas. Ese es el nunca más, no corrupción a la justicia. Lo que millones de argentinos esperamos de este juicio es que se defina acorde a la ley”. En la parte final de la primera audiencia, Beraldi consideró que “nos encargamos de aclarar cuestiones que como ustedes se están dando cuenta están intensamente alejadas de la competencia que tiene un presidente de La Nación”. “No podemos dejar pasar todas estas mentiras grotescas que se han dicho”. “No sé qué nivel de amplificación tendrán en los medios de comunicación estas consideraciones pero ustedes sí lo escucharon y van a tener que resolver de manera objetiva”. “Este fue el motivo por el cual nuestra acusada pidió ampliar la indagatoria, pero se nos dijo que la etapa había fenecido” (fuente: Perfil, 19/9/022).

Al día siguiente el doctor Beraldi culminó su alegato. El letrado rechazó la existencia del plan “limpiar todo” para que no quedara rastro alguno de pruebas y del pago de deudas a Lázaro Báez. “La acusación es ampliamente calumniosa”, sentenció. Al citar los mensajes extraídos del celular de José López, ex secretario de Obras Públicas, afirmó que “cualquiera sabe que si uno busca cuatro mensajes y sobre eso quiere construir semejante historia va a fracasar”. “Cristina no aparece directamente en ningún mensaje, ninguno sale de ella. Son sólo circunstancias que dicen “voy a ver a la señora, me reúno, no me reúno”. “El punto más cercano es el secretario de Obras Públicas hablando con el secretario de la presidenta, algo rutinario”. Acusó a la fiscalía de mendacidad increíble” y consideró que ambos fiscales edificaron una historia “a modo de contexto” para hacer “creíbles a los mensajes”, para de esa manera probar que Cristina era la jefa de una asociación ilícita.

El doctor Beraldi consideró que hubo una “deliberada vulneración del derecho de defensa en juicio” al referirse a la decisión del TOF de negarse a unificar los expedientes Los Sauces y Hotesur con el de la obra pública, en sintonía con la Fiscalía. Afirmó que el ex presidente Néstor Kirchner no recibió retornos por parte de Báez. Por el contrario, lo que hubo fueron “retornos al revés”, devoluciones de préstamos por parte del ex presidente a Báez. “Todas las relaciones locativas son reales; no existen alquileres ficticios”. “En 2010 el juez Julián Ercolini y el fiscal Guillermo Marijuán dijeron que no se puede denunciar 20 veces lo mismo”. El letrado negó un supuesto encuentro de Cristina Kirchner con Báez a fines de 2015 para delinear el “plan limpiemos todo”. A manera de corolario, el doctor Beraldi afirmó que “la estrategia de la fiscalía fue mutilar el expediente”. El accionar de los fiscales no fue otra cosa que un “intento desesperado” por sostener una acusación que tiene “certificado de defunción”. “Esperamos que todo esto concluya con el dictado de una absolución”. “La verdad siempre sale a la luz” (fuente: Perfil, 20/9/022).

Beraldi fue claro y contundente para los partidarios de la ex presidenta. Claro que también lo fue el fiscal Luciani para los partidarios de la oposición. El alegato de Beraldi no admite objeciones, señalaron los medios de comunicación cercanos al gobierno. Lo mismo dijeron del alegato de Luciani los medios de comunicación contrarios al gobierno. La causa Vialidad se ha transformado en un Boca-River. Los hinchas de Boca (los kirchneristas) no tienen ningún tipo de duda: Cristina es inocente. Por su parte, los hinchas de River (los partidarios de la oposición) tampoco dudan: Cristina es culpable. Los hinchas de Boca sólo admiten la absolución de Cristina. Los hinchas de River sólo admiten la culpabilidad de Cristina. Si el tribunal absuelve a Cristina será bendecido por los hinchas de boca y lapidado por los hinchas de River. Si la condena, será lapidado por los hinchas de boca y bendecido por los hinchas de River. Si Cristina resulta finalmente condenada el gobierno acusará a la Justicia de ser enemiga del pueblo, mientras que la oposición gritará al cielo que por fin se impuso el estado de derecho. Si Cristina resulta finalmente absuelta el gobierno saldrá a la calle a festejar mientras la oposición acusará al gobierno de haber instaurado el chavismo en el país. Sea cual fuere la sentencia del tribunal no hará más que profundizar la grieta.

A propósito de la asociación ilícita: el subjetivismo inquisitivo

En su alegato el fiscal Luciani acusó a la vicepresidenta de la nación de ser la jefa de una asociación ilícita, como lo fue en su momento, nada más y nada menos, que el famoso gángster Al Capone. Sobre este tema escribió hace poco en el Cohete a la Luna Aleardo Laría Rajneri (“Usos políticos del derecho”, 28/8/022). Escribió el autor:

1) “Como señala Luigi Ferrajoli en “Derecho y razón”, “el juez no es una máquina automática en la que por arriba se insertan los hechos y por abajo se sacan sentencias, acaso con algún empujón cuando los hechos no se adaptan perfectamente a ella”. Por el contrario, es inevitable que exista un espacio de discrecionalidad, que el moderno garantismo penal, de cuño liberal, intenta cerrar y reducir. El juez siempre se ve abocado a una elección práctica respecto de interpretaciones alternativas y, en especial en los casos complejos, existe un poder de calificación jurídica de los hechos que puede llegar a ser notable en asuntos que tienen connotaciones políticas. De allí que en ocasiones se verifique un subjetivismo inquisitivo que puede dar lugar a que se adopten decisiones sin anclajes empíricos precisos. Según Ferrajoli, esta subjetividad se manifiesta en dos direcciones. Por un lado cuando se acude a otorgar relevancia a las características personales, atribuyendo al autor una congénita naturaleza vil. Por el otro lado, en las acusaciones de referencias fácticas exactamente determinadas, se acude a valoraciones, diagnósticos o sospechas subjetivas antes que a pruebas de hecho”.

2) “Una de las figuras penales que se presta al subjetivismo inquisitorial es la de la asociación ilícita (art. 210 del CP), que es la figura estelar sobre la que descansa la acusación del fiscal Luciani contra la ex presidenta Cristina Kirchner en el juicio sobre la obra pública en Santa Cruz. Según Luigi Ferrajoli, la técnica legislativa para dejar de lado los elementos objetivos del delito, consiste en el uso de figuras penales donde se acude a un lenguaje ambiguo, rico en términos equívocos y valorativos, cuya interpretación no puede basarse en hechos verificados, sino en juicios de valor que no son ni verdaderos ni falsos. “De ahí resultan tipos delictivos de contenido indeterminado y elástico, para cuya determinación es necesaria la referencia a elementos extrajurídicos de naturaleza sustancial (moral, estética, política, sociológica o antropológica) a través de juicios no sustentados en criterios legales sino discrecionales del juez”.

3) “Dice el artículo 210 del CP que “será reprimido con prisión o reclusión de tres a diez años, el que tomare parte en una asociación o banda de tres o más personas destinadas a cometer delitos por el solo hecho de ser miembros de esa asociación (…) Esta figura ha recibido múltiples objeciones constitucionales por la doctrina penal, debido a su vaguedad dado que no requiere acciones lesivas en perjuicio de terceros y basta la sola pertenencia a una supuesta asociación ilícita para ser acreedor a penas manifiestamente despropocionadas”.

Cristina Kirchner debe ser, mejor dicho, es el cuadro político más relevante del siglo XXI. Su figura jamás admitió los grises. Se la ama o se la odia con igual intensidad. Entre quienes la odian figuran grupos de presión muy poderosos que desean verla destruida. Desde hace años que Cristina Kirchner es una obsesión para estos grupos. No la soportan. La odian visceralmente. Es por ello que desde hace mucho tiempo intentan por todos los medios a su alcance condenarla por algún supuesto delito. De esa manera, aunque difícilmente termine tras las rejas, sufriría un golpe mortal a su reputación, a su imagen pública. Aquí entra en escena el “subjetivismo inquisitivo”. Según Ferrajoli dicho subjetivismo se manifiesta, por ejemplo, cuando el juez se vale de valoraciones, diagnósticos o sospechas subjetivas antes que de pruebas fácticas. Ello significa que si a Cristina no se la puede condenar porque no cometió ningún delito que pueda se probado, se la acusa de haber integrado una asociación ilícita, porque es imposible que la ex presidenta no supiera las tropelías que estaban cometiendo quienes trabajaban a sus órdenes. ¿Cómo es posible que Cristina no supiera lo que estaba haciendo Lázaro Báez en Santa Cruz? Es imposible. No sólo lo sabía sino que, además, permitió que Báez se saliera con la suya. Cristina dejó hacer a Báez porque era la jefa de una asociación ilícita que asoló al país entre 2003 y 2015. He aquí el razonamiento del fiscal Luciani y no sería extraño que piense de igual forma el presidente del tribunal que dictará la sentencia dentro de unos meses. La figura de la “asociación ilícita”, dada su ambigüedad, le viene como anillo al dedo al juez que determinará la culpabilidad o inocencia de Cristina. Quizá ésa sea la razón que llevó a Cristina a manifestar que su sentencia estaba escrita y firmada.

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