Por Luis Américo Illuminati.-

“¿Quién habla de victorias? Sobreponerse es todo.” (Reiner María Rilke, Requiem).

La película «La Promesa» (2016) parece una metáfora de las pasiones que agitan el mundo en estos momentos cruciales de la historia. Corre el año 1914, la Primera Guerra Mundial se cierne en el horizonte mientras el poderoso Imperio otomano se desmorona. Constantinopla, la otrora efervescente capital multicultural a orillas del Bósforo, está a punto de sumirse en el caos. Michael Boghosian -armenio- llega al núcleo cosmopolita como estudiante de Medicina decidido a llevar la medicina moderna a Siroum, su hogar ancestral en el sur de Turquía, donde han convivido los turcos musulmanes y los armenios cristianos durante siglos. El reportero gráfico Chris Myers -norteamericano- se encuentra allí en parte para cubrir la actualidad geopolítica, pero también se siente cautivado por Ana, una artista armenia a la que ha acompañado desde París tras la repentina muerte del padre de la joven. Cuando Michael conoce a Ana en la casa de una hermana de su madre, su herencia armenia común hace que se produzca una fuerte atracción entre ambos que provocará una rivalidad entre los dos hombres por el amor de Ana. Mientras los turcos forjan una alianza con Alemania y el imperio otomano comienza la matanza de los armenios; entonces Michael, Chris y Ana tendrán que aplazar el conflicto de sus pasiones y aunar fuerzas para enfrentar los terribles acontecimientos que les tocará vivir y se harán algunas promesas, mientras otras no se podrán cumplir lamentablemente. La única promesa que es necesario respetar es seguir con vida para poder contar la historia.

En un diálogo, Michael le dice a Ana, tras los cruentos incidentes, que se quería vengar de los otomanos y Ana le contesta -y es todo un mensaje que trasciende la película- «la mejor venganza es que sobrevivamos». En otro pasaje la prometida de Michael lo ve a éste entrar por la puerta dice: «Nuestras plegarias han sido atendidas». Lo cual remite a la frase de Santa Teresa de Jesús que dice: «Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas», frase que hizo famosa en el cine Truman Capote.

Hay un pasaje de la película por demás doloroso, tan conmovedor que hace llorar y es el momento en que Michael encuentra en el camino asesinados por los soldados otomanos a sus padres y a su esposa embarazada. Lo mismo sucede cuando ya están llegando al barco de bandera francesa que los esperaba, cae Ana al agua que por salvar a unas niñas agota sus fuerzas y por más que Michael se sumerge no logra salvarla y perece.

Y al final de la película, aparece el famoso fragmento de William Saroyán que dice: «Me gustaría saber si existe en la tierra algún poder capaz de destruir esta raza, esta pequeña comunidad de gente insignificante, cuya historia ha llegado a su fin. Que tuvo numerosas batallas perdidas, cuyas estructuras se han desmoronado, cuya literatura no es digna de ser leída ni su música de ser oída, y cuyos ruegos no han sido contestados. ¡Adelante, continúen aniquilando esta raza ¡Destruyan Armenia! ¡Miren si pueden hacerlo! ¡Sáquenlos de sus casas y envíenlos al desierto! ¡Déjenlos sin comida! Quemen sus casas e iglesias. Pero luego, miren si son capaces de volver a reír. Vean sino vuelven a cantar o a rezar. Y cuando dos de ellos se encuentren en cualquier lugar del mundo vean sino vuelven a crear una nueva Armenia».

La tragedia del pueblo armenio se parece bastante a la del pueblo de Israel, dos pueblos antiquísimos aparecidos en los comienzos de la humanidad. Ni Egipto ni Babilonia ni Roma ni Hitler han podido borrar a Israel de la faz de la tierra hasta ahora. El Arca de Noé luego del Diluvio Universal se habría posado al bajar las aguas en el Monte Ararat, territorio de lo que hoy es Armenia. Allí comienza la repoblación de la tierra. Son muchos los pueblos y civilizaciones que a lo largo de la Historia han desaparecido. Sin embargo, Israel y Armenia han subsistido. Hoy el Estado de Israel se halla embarcado en una guerra contra Gaza y las organizaciones terroristas musulmanas como Hamás e Hezbollá que en octubre de 2023 un grupo terrorista invadió el territorio de Israel y cometió una masacre y se llevó como si fueran ganado alrededor de 200 rehenes, entre los cuales había bebés recién nacidos. Israel reaccionó como tenía que reaccionar un padre de familia apremiado cuando una parte de sus hijos fueron masacrados y otra parte secuestrados. Más allá de lo que se diga de Netanyahu, si es o no es un genocida, ¿qué es lo que esperaba el mundo que hiciera el gobierno de Israel? ¿Llorar y rezar ante el Muro de las Lamentaciones? La tensión en Asia es más que preocupante. Hace poco Corea del Norte lanzó un cohete en dirección a Japón, explicó que fue un intento fallido de poner en órbita un satélite en el espacio. La guerra entre Rusia y Ucrania cada día recrudece más. Todo esto hace pensar que estamos asistiendo a los prolegómenos de la III Guerra Mundial, tal cual lo anuncian las profecías bíblicas sobre el Armagedón, choque bélico a nivel planetario entre Oriente y Occidente. Habrá que coincidir con Heidegger que, entrevistado en 1976 por un periódico alemán, dijo: «Sólo un dios puede salvarnos». Tal vez se refería a la promesa de Cristo de su Segunda Venida, el reportero no se lo preguntó ni el entrevistado aclaró el punto.

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