Por Hernán Andrés Kruse.-

DEMOCRACIA Y RESISTENCIA AL GERENCIAMIENTO

“En Argentina se afirma fuertemente la convicción de que “el club es de los socios”, en razón de lo previamente señalado sobre la asociación civil deportiva y, además, en relación con la participación social y política de sus integrantes que también es de larga data. Durante el trabajo de campo noté que los socios politizados, es decir, aquellos que participaban como referentes de las agrupaciones políticas en calidad de candidatos o militantes hablaban de “democracia”.

Las medidas que impulsó Mauricio Macri a partir de su primera gestión en 1995 en Boca Juniors se enmarcan en el momento histórico de reestructuración del Estado. Allí se gestaron las medidas modernizadoras dentro del campo futbolístico (la creación de una marca registrada, la venta de licencias, la remodelación de los estadios, la comercialización del merchandising, el fondo común de inversión para la compra de jugadores). También fue la época en la que dirigentes-empresarios de “gran capital” comenzaron a gozar de cierta credibilidad y legitimidad (Moreira e Hijós 2013). Para profundizar esta temática, ver el capítulo de Hijós en esta compilación. Esta categoría fue una constante en los discursos de aquellos que se manifestaban en los actos políticos de la campaña electoral de 2014 (Racing), y debía entenderse en sintonía con el proceso asociado al gerenciamiento. “Democracia” significaba la posibilidad de presentarse a elecciones, participar en las campañas políticas, votar a los candidatos. “Democracia es participar desde dentro del club, no así desde fuera”, manifestó un socio. Así, la categoría adquiría un significado particular en contraste con el proceso que puso en stand by la participación –como veremos más adelante, no sólo política– de los socios en la cotidianidad de la institución durante casi diez años.

“El único que quedaba afuera de todo el club era el mismo socio porque pagaba para pertenecer y sin embargo no pertenecía. Es como… “¿qué querés? ¿Sos socio? Bueno, podes venir el día del partido, podes ir a la popular. Hasta ahí llegas, no hay más nada”. (…) El socio empieza a darse cuenta que estar completamente fuera del club, pero completamente, era menos que un adorno, lo único que podía hacer era venir los domingos y no se quejaba. Ellos también lo ven, pero en el medio sucede un campeonato, que Racing esperaba hace 35 años, y eso hizo que se olvide de todo. Fue lo peor. Era dolor constante, llegó la morfina y se aseguraron años sin que nadie los moleste. La gente completamente dormida no veía que no teníamos un balance, que no había una asamblea de socios para ver cómo estaba el club. El club estaba en manos privadas completamente y Ripoll tenía razón al final, Racing como club “había dejado de existir” (socio que trabaja desde enero de 2015 en el Departamento del Hincha, creado en 2008 luego de las elecciones).

Los clubes en Argentina no se convirtieron en sociedades anónimas. No obstante, el gerenciamiento en Racing, y en otras instituciones incorporadas a la Ley de Fideicomiso, implicó la suspensión de la elección de autoridades y la constitución de las asambleas de socios para tratar, entre otras cuestiones, el balance económico del último período y el presupuesto para el próximo año. Frydenberg (2002) toma una cita de Putman (1999) para decir que los clubes: “Son el ámbito en el cual se ejercen virtudes cívicas, entrenamientos en la vida social y democrática, en las cuales se ponen en marcha dispositivos de reglas que deben ser respetadas por los participantes –con gran semejanza de una práctica deportiva– a la manera de un sistema político (…) Así, la caída del peso de esa tradición asociativa implica un deterioro de redes sociales democráticas básicas (Frydenberg 2002)”.

Sin embargo, los socios comprometidos con el conflicto que generaba el gerenciamiento en términos de la modificación de la sociabilidad, el uso limitado de los espacios y la suspensión de la política institucional, encontraron alternativas para nuclearse y continuar “desde afuera” su participación y actuación como integrantes de la asociación civil. Un socio recuerda con estas palabras la posición que asumieron durante el gerenciamiento: “Y… fue complicado porque no había política. Era una especie de dictadura, porque abolió la política, en siete años no hubo elecciones, no había comisión directiva… Nosotros lo que hicimos fue refugiarnos en esta resistencia. Con marchas en contra de la empresa, con marchas en contra del juez y de los interventores. Porque los interventores, que eran los que tenían que controlar a la empresa, no la controlaban. Había intereses cruzados. Los jugadores que eran setenta por ciento del club y treinta de la empresa se vendían más baratos, y los que eran cien por ciento de la empresa se vendían más caros. Y eso tenía que estar controlado por estos interventores y este juez. Nosotros lo que hacíamos era marchas de resistencia al juez a pedirle explicaciones sobre lo que estaba pasando con estos interventores y a su vez a la empresa para preguntarle por qué estaba este vaciamiento o por qué no se cumplía lo que había que cumplimentar. Nos mantuvimos siete años en la empresa marcando estos errores, que eso es lo que nos reconocen cuando nos votan, diciendo “bueno, mientras todo se caía a pedazos estos pibes estaban y estaban”. Todo muy difícil porque en el medio salimos campeones después de treinta y cinco años, y con un éxito deportivo a la gente le importaba poco. O sea que este estar era por afuera… Por afuera. Siempre por afuera. Cien por ciento una resistencia… Sin tener lugar propio para reunirse…En casas particulares…Cero espacio físico en el club…Perseguidos en el club, por la gente de seguridad que no te dejaba ir al club los fines de semana, perseguidos completamente, completamente perseguidos”.

La resistencia aparece como un conjunto de acciones, algunas de las cuales tienen la intención de confrontar abiertamente con el poder de los funcionarios, empresarios y dirigentes, y otras muestran aspectos diferentes que tienden a la organización colectiva en busca de espacios de encuentro y reunión. El predio Tita Mattiussi es un ejemplo que los socios utilizan para dar cuenta del recorrido que tuvieron que transitar para lidiar especialmente con los resultados del gerenciamiento. Allí, actualmente se desarrollan los entrenamientos de las divisiones inferiores y los partidos oficiales de los juveniles cuando Racing es local. Antiguamente era un lugar abandonado que un grupo de socios comenzó a acondicionar. El predio es sinónimo de orgullo y una carta de presentación pública para aquellos que acreditan haber colaborado en dicho proyecto.

“Y… pasa que uno estaba acostumbrado a otra cosa, a vivirlo de otra manera, a la asociación civil… A nosotros los que recuperamos el predio nos perjudicó un montón por ejemplo, porque interrumpió todo el proceso que se venía dando. Los terrenos esos estaban abandonados, eran de Ferro Baires. Entre algunos hinchas y algunos socios, entre los que se destacó Luis Otero, el periodista, que actuó ahí como abogado, conseguimos que sean cedidos al club. Pero no alcanzamos a recibirlos que ya quedaron en el medio de toda la cuestión legal de la quiebra y la intervención y la empresa… Y en lo personal, a mí una vez no me dejaron entrar al club porque me pusieron un derecho de admisión. Durante el gerenciamiento no había política en Racing. Algunos lo comparan con una dictadura militar. Yo de todos modos no creo que sean tan así… Pero fijate que a la larga tuvo cosas positivas, porque nos permitió juntarnos a todos los que estamos hoy. Hizo que nos juntáramos (…) Al no poder tener participación, muchos de los que veníamos de la tribuna nos refugiamos de alguna manera en el predio. En los terrenos en los que después se fue construyendo el predio mejor dicho, porque al principio no había nada, era todo descampado, había una laguna en el medio (…) Empezamos a ir, cada uno según sus posibilidades y sus tiempos, los sábados, los domingos, los días de semana a hacer trabajos en los galpones que hoy son los vestuarios (…) Y para que no quedara en manos de la empresa ni de nadie se creó la figura de la mutual, como para tener una figura que haga de amparo. Entonces pasó que durante el gerenciamiento el único proyecto colectivo que tuvo Racing fue la mutual” (testimonio de un socio).

En la voz de otro socio sobre el predio Tita: “Digo que fue una especie de resistencia, eso era el lugar social de Racing, ante la situación de que un club fuera dominado por una empresa, por una sociedad anónima, en este caso Blanquiceleste. El predio simbolizaba todo lo contrario, simbolizaba a los socios poniendo en funcionamiento ese sector del club (…) El espacio de resistencia comienza a ser el predio, de hecho hay asociados a ese predio que era una asociación mutual y entonces vos tenías socios que, no digo que hubieran roto sus carnets con Blanquiceleste, pero mantenían su número de carnet social de esa mutual como una muestra de la resistencia”.

El lugar social que refería el socio es el aspecto que distingue a la mayoría de los clubes de fútbol argentinos, que se define por el uso cotidiano que hacen sus “dueños” de los espacios (De Certeau 1996) comunes donde se plantean actividades tales como practicar deportes amateurs o, simplemente, reunirse a tomar un café; una cotidianidad que transcurre paralela y se entremezcla con el espectáculo de fútbol de los fines de semana. Más allá de la suspensión del “sistema político”, de la ausencia de la vida política institucional, la organización de los socios dio continuidad a la tradición asociativa debido al lugar que asumió la participación en pos de objetivos comunes, dada además en un plano de mayor horizontalidad.

El proceso de defensa de los intereses de los socios se equipara con otros casos de vulneración de derechos de los afiliados. Hacia 2004, los socios de Independiente emprendieron la planificación y realización del festejo del centenario de la institución ante la ausencia de un programa oficial. La autogestión que signó la preparación de la celebración a través del trabajo voluntario de los socios duró varios meses, y se dio en el marco de tensiones y antagonismos frente a la postura de los dirigentes. Los socios sentían que se diferenciaban de los directivos no sólo por su capacidad de trabajo sino también por la incondicionalidad de sus acciones tendientes al beneficio de todos y del club.

En particular, en Racing, las prácticas de participación y autogestión se sedimentaron y dieron lugar a la presentación de agrupaciones políticas durante la reapertura de la democracia en 2008. Los socios que entendían la política como un espacio de creación y producción, que se distinguían de los socios activos autodefinidos como apolíticos o no políticos, se presentaron como candidatos. Capitalizaron la reputación adquirida durante los años de trabajo en el “predio Tita” para intervenir como candidatos en las elecciones. La participación en agrupaciones políticas fue la secuencia que se dio después de varios años de organización colectiva entre sus pares. Algo similar sucedió en Independiente cuando después de la caravana que congregó a 100.000 hinchas, sus organizadores se convirtieron en un modelo para otros afiliados. Si bien ninguno de ellos se postuló en las listas de las elecciones realizadas en 2005, los candidatos buscaron sus adhesiones públicas porque gozaba de buena reputación y crédito. Particularmente en Racing, algunos rescataron que “de la mutual salieron las que después, cuando se recuperó la democracia, fueron las agrupaciones que se presentaron a elecciones”, incluyendo a la de Molina que ganó: “Racing Vuelve”, “Sarcac”, “Ganar”.

El vicepresidente segundo de la fórmula de Rodolfo Molina fue Pablo Podestá, abogado y socio número 5 de la Mutual del predio Tita. Si bien los socios –incluso los más combativos– ponderaron el pago que hizo la empresa de la deuda que tenía el club con distintos acreedores y la obtención del campeonato de 2001, marcaron que “lo social estaba perdido, después de diez años la gente no se identificaba con el club, era fútbol nada más. Hoy es otra cosa, antes no se podía pasar a ver un entrenamiento, nosotros tratamos de ver por donde entrar”. Sin embargo, también reconocieron que desde los gobiernos anteriores al gerenciamiento las condiciones no habían sido favorables para el desarrollo de actividades no rentables.

El gerenciamiento de Blanquiceleste S.A. continuó un proceso previo de desmantelamiento de las condiciones para practicar deportes no profesionales y realizar actividades sociales y culturales. La tercerización de un sector de la sede social de la avenida Mitre destinado al entrenamiento físico, primero a cargo de la empresa Nuevos Aires Argentinos y luego de Megatlon, fue una herencia del gobierno de Daniel Lalín. Este contrato sigue siendo un tema de debate en la actualidad debido a la dificultad de los socios de pasar por y/o reunirse en ese lugar y a la falta de un convenio económicamente favorable para acceder a los servicios de Megatlon, que administra el gimnasio y la pileta de natación.

De acuerdo a la mirada de un socio comprometido con la política institucional, el cierre de actividades fue un factor que gravitó en la relación entre Racing y el territorio, entre el club y los pobladores de Avellaneda. Al establecer una comparación con el rival de todos los tiempos, el socio comentó: “Independiente está mucho más arraigado en la ciudad que nosotros. Y también se da que tenés un montón de años de frustraciones. Racing ganó dos torneos en cuarenta y cinco años, Independiente ganó veinte. Entonces eso te marca también. Aparte vos pensá que ellos tienen la mayor parte de las instalaciones del club en Avellaneda. Tienen la pileta en Avellaneda, tienen las canchas de tenis en Avellaneda… Aparte vos pensá que hubo muchos años de decadencia. O sea, las piletas que están al lado de la cancha ahora funcionan bien, pero durante años estuvieron cerradas. El tiempo de decadencia hizo que la poca infraestructura que vos tenés para darles a los socios y para darle a la gente del barrio, como lugar de esparcimiento, estaban cerradas…”.

Estos aspectos se sumaban a los efectos de la presencia de Megatlon en la sede social. Históricamente, los clubes en Argentina han sido en su mayoría espacios complementarios del Estado en razón de los beneficios destinados a la comunidad. Los clubes con una base social amplia se han caracterizado por las oportunidades ofrecidas para realizar actividades diversas, no sólo deportivas. Frente a la imposibilidad de practicar deportes y/o participar de actividades culturales y sociales durante el gerenciamiento, buena parte de los socios de Racing migraron a otras instituciones buscando lugares, servicios y precios acomodados a su condición socioeconómica”.

CONCLUSIÓN

“Pese a la interrupción de los mecanismos democráticos en Racing Club, los socios encontraron dimensiones alternativas para desarrollar prácticas de participación social y política durante el gerenciamiento. El asociacionismo, que estructuró históricamente la cotidianidad de los clubes de fútbol argentinos, permaneció entre los socios que se organizaron de manera autogestiva en torno del predio Tita. Los socios, que emprendieron allí el acondicionamiento del terreno, crearon una mutual para que su trabajo no quedara involucrado en el proceso de quiebra y gerenciamiento. En ese marco se dio la discusión sobre los asuntos relacionados con el terreno, la organización de marchas contra el gerenciamiento, la elección del nombre y representantes de la mutual, etc.; se dio el entrenamiento de prácticas participativas que tuvieron en cuenta normas de funcionamiento democráticas (Frydenberg 2002).

En particular, los socios hablaron de “democracia” para señalar el funcionamiento pleno del “sistema político” en razón de los mecanismos establecidos en el estatuto social (votación, constitución de asambleas, campañas electorales, establecimiento de alianzas, formación de listas de candidatos). Por eso, la suspensión del sistema democrático significaba para algunos socios vivir en una “dictadura”. Frente al limitado margen de maniobra, las acciones de los socios se convirtieron en acciones “resistentes” tendientes a confrontar las decisiones tomadas desde el poder judicial y empresarial. En consecuencia, la defensa del asociacionismo (entendido como un conjunto de prácticas colectivas en pos del bien común) y de la democracia dieron cuenta, a su vez, de otra perspectiva fuertemente arraigada entre los protagonistas: “los socios son los dueños del club”. El sostenimiento de esta ideología diferencia a los clubes argentinos de sus pares europeos, generando una situación singular: el desarrollo de un fútbol hiper profesional y mercantilizado a cargo de una dirigencia amateur.

El 14 de diciembre de 2014, los socios hablaron de “dos fiestas”: la democrática y la futbolística. Los afiliados pudieron votar por tercera vez en la era pos-gerenciamiento y el equipo de futbol profesional obtuvo un nuevo campeonato. Participaron 9.849 socios que eligieron una de las cuatro listas en competencia: Racing Unido, encabezada por el reconocido abogado penalista Mariano Cúneo Libarona; Racing Gana, con Víctor Blanco que iba por la renovación de su mandato; Gente de Racing, del ex dirigente que pidió la quiebra de la entidad, Daniel Lalín; y Este Racing, del ex dirigente Pablo Podestá. La lista ganadora con el 50% de los votos fue la que encabezó Blanco. Los detractores de su figura lo etiquetaron como “el hombre del gobierno”, esto es: el candidato que apoyaba el gobierno nacional. Aún hoy, los periodistas mencionan a Víctor Blanco como el candidato del gobierno central para las elecciones presidenciales de la AFA.

Un programa del multimedios Clarín, enfrentado con el gobierno, señalaba con malicia que la hija del presidente de Racing había ingresado como asesora en el área de Relaciones Internacionales dando a entender un acuerdo entre ambos sectores. Sin embargo, más allá de las especulaciones, el caso da el puntapié para recordar que la presencia de dirigentes vinculados a partidos políticos nacionales y las ayudas dirigidas hacia el club por la simpatía que éste despierta, han existido históricamente en el fútbol argentino. Las ayudas que favorecen a las entidades deportivas gracias a las relaciones que sus dirigentes establecen o fortalecen con personalidades de otros espacios se multiplican y se extienden en el tiempo y entre los casos en el fútbol local”.

(*) Verónica Moreira: “Gerenciamiento, “democracia” y procesos políticos en Racing Club” (Deporte, cultura y sociedad. Estudios socio-antropológicos en Argentina, Teseo, Buenos Aires, 2016).

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