Por Luis Alejandro Rizzi.-

Decía Pablo Fernández Blanco en el diario “La Nación,” en su edición del domingo: “Un ejemplo: funcionarios de primera línea mantienen conversaciones con un grupo internacional que podría ingresar a Aerolíneas Argentinas. Son especialistas en el negocio aeronáutico. Pero la llave de entrada la tienen los diputados.” https://www.lanacion.com.ar/politica/javier-milei-en-vivo-las-ultimas-medidas-del-gobierno-nid23062024/

Debo decir que, contrariamente a lo que pensaba, habría un modo muy simple de privatizar Aerolíneas Argentinas.

Interesa su personal técnico y de pilotos. Éstos escasean en el mundo, sus rutas y la flota de los 737, cuyos contratos de leasing podrían ser notablemente mejorados, por un explotador solvente y más profesional.

En las rutas internacionales se operaría con el A 350.

Habría una ingeniería financiera que seguiría el caso ALITALIA-ITA, en Italia, pero al revés.

Aerolíneas Argentinas escindiría parte de su “patrimonio” para crear lo que se llamaría Aerolíneas Argentinas residual. En la operación ingresarían los A 330 y el personal en condiciones de jubilarse y lo que se consideraría exceso.

Esta ingeniería estaría relacionada con el levantamiento de la quiebra de AVIAN, a lo que ya se destinaron 400 mil dólares, depositados en el juicio de quiebra. No es cuento.

Sería, según me contaron, la vieja “prueba de sangre”.

Esta ingeniería que doy a conocer de modo muy rudimentario permitiría privatizar a Aerolíneas Argentinas sin pasivo y a un costo mucho menor que disponer su cierre y liquidación, a la vez que se conservaría la fuente del trabajo y “el cóndor”.

Obviamente se mejora el diseño de la privatización dispuesta en 1992 por el gobierno de Carlos Menem.

En el medio aeronáutico nadie se animó a confirmar la versión, pero tampoco a desmentirla, salvo uno que me dijo casi textual: “les están vendiendo un buzón, además vacío”.

Sí, respondí, pero hay metidos 400 mil dólares.

“Es un vuelto”, me respondió casi de modo despectivo.

Circulan algunos nombres conocidos; uno de ellos estuvo vinculado de algún modo al grupo Marsans, salió a tiempo. Otro estuvo vinculado al transporte aéreo de la región, con no muy buena suerte, pero sigue “en el aire”, no sé a qué nivel.

El tiempo dirá si esta versión es verosímil, porque habría aparecido un grupo europeo; por ahora sólo husmea.

Lo cierto es que hay formas posibles para privatizar ARG. Tiene su costo pero podría ser mucho menor.

Debo rectificarme de mis opiniones anteriores. Quizás, de modo inconsciente, miraba desde “la casta”.

El gobierno se juega a fondo, para que diputados ratifique lo que votó al respecto.

En algo tenía razón: el tema de ARG es una relación de facturación y costos.

Si esta versión quedase sólo en eso, hay un modo para que la empresa sea sustentable.

Asimismo, se estaría trabajando en una ingeniería legal, para cuestionar el supuesto de que diputados restablezca la privatización de Aerolíneas Argentinas. El fundamento sería que, al haberlo modificado el Senado, implica un rechazo y, por lo tanto, no se podría volver a tratar por la cámara revisora. La Constitución es muy clara: con mayoría simpe, diputados podría insistir en el texto original.

El cálculo que harían algunos asesores de gremios y del kirchnerismo sería que el trámite de una acción declarativa de certeza podría demorar como mínimo seis meses, suficiente para desalentar cualquier intención de privatización. Como vemos, no se trataría de recurrir al amparo.

APLA fracasó en su intento de suspender la aplicación de la reforma del código aeronáutico incluida en el DNU 70/23, mediante la vía del amparo; perdió en las dos instancias.

Veremos…

Share