Paul Battistón.-

Los edificios ya fueron quemados; rápidamente se reconstruyen y no deja una buena impresión. Los creyentes resguardan su fe como cimiento inamovible aun ante lo que pretenda una condición de doctrina.

En la estrategia que en los ‘70 pretendía aggiornar la marea roja a las somnolientas culturas latinas, la iglesia comenzó a ser impregnada de combustible tercermundista, léxico revoltoso, sotanas confusas y el credo tornado a panfleto. Todo señalado por el dedo de Juan Pablo II directo en la figura de Ernesto Cardenal, con su rodilla haciendo descarga a tierra en el suelo de su Nicaragua, cargada de la herencia revolucionaria exportada desde la isla precursora del Caribe.

Perón las había quemado pero la nueva corriente seguidora de la Teología de la Liberación también las hubiera quemado. El 55 fue el punto de partida para la Teología en Argentina, con los curas y militantes católicos vinculados a la doctrina del General. Los curas obreros, cooperativistas, anticapitalistas fueron el nexo argentino a la Teología de la Liberación.

Su ejercicio de resistencia sólo cabía dentro de la doctrina que había quemado templos y su teología de rebuscado intelectualismo masturbatorio sólo cabía en el marxismo.

De obreros a villeros sería inevitable siguiendo el paralelismo necesario para mantenerse al día con la evolución de la otra doctrina y no perderse de su cobijo sustancioso, que en su versión revolucionaria les daba arsenal para bendecir y en su versión de estado les dio metralla a degustar.

Hoy queman nuevamente las iglesias (en su significado de comunidad); lo hacen ante la mirada distraída del argentino más importante.

“La patria no se vende” sin entonación gregoriana y apenas a ritmo de tablón no convence de actitud cristiana anti farisea cuando la venta ha sido llevada adelante durante largos años y mirada con la perversión de disfrazar miseria de humildad.

Piden desde un tono compungido que los alimentos sean repartidos a una corta distancia de una ceguera ensayada (vista gorda o cómplice) ante el robo más descomunal.

Están quemando nuevamente las iglesias. La señal parece haber sido dos banderas extendidas para la resistencia a ser vendida de una aerolínea que en su déficit se come la comida.

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