Por Guillermo Cherashny.-

En 1990, Guillermo Nielsen, quien fuera agregado agrícola en Bruselas del gobierno de Alfonsín, denunció que Emir Yoma, el cuñado del presidente, le había pedido una coima al frigorífico Swift Armour y el gobierno de entonces negó tajantemente esa acusación, pero la compañía americana y Terence Todman, el embajador de Estados Unidos en nuestro país, confirmaron ese pedido indebido, lo que motivó la renuncia del entonces cuñado presidencial.

El domingo pasado, Patricia Bullrich, presidenta del PRO, aseguró en el programa de Luis Majul que Ginés González García le pidió un retorno al laboratorio Pfizer para comprar las vacunas y que propuso como intermediario al empresario Hugo Sigman y que el presidente conocía el tema, ya que lo despidió como un amigo cuando le pidió la renuncia por el vacunatorio vip.

El lunes, el laboratorio Pfizer desmintió categóricamente que existieran pedidos indebidos y que no se manejan con intermediarios. La ex ministra de seguridad reafirmó sus dichos diciendo que Pfizer no desmintió sus dichos porque sólo dijo que no tiene intermediarios. Pero la presidente del Pro se olvida que Pfizer dice también que hubo «pedidos indebidos» y ella aseguró que Ginés pidió «retornos», que obviamente es lo mismo que pedir coimas o pagos indebidos, por lo cual el presidente le inició demandas por difamación al igual que Ginés González García. Pero la presidenta del PRO cree que encontró un nuevo «swiftgate», cuando en realidad lo que hizo fue una acusación falsa que hoy en día tiene un nombre como es «fake news» porque ni la embajada americana ni el laboratorio confirmaron sus dichos, por lo cual este escandalete no tiene que ver con la tragedia del «swiftgate» y más bien se parece a una comedia.

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