Por Carlos Tórtora.-

La retirada de la CGT del diálogo social en desacuerdo con que se haya reglamentado el impuesto a las ganancias sin subir el mínimo no imponible, plantea varias incógnitas. La primera es si se trata de un movimiento nada más que táctico y entonces volverían al diálogo rápidamente si el gobierno cede. O si por lo contrario estamos frente al comienzo de un giro estratégico y los sindicalistas se preparan para exigir la modificación del rumbo económico del gobierno. Para empezar, los caciques sindicales estaban ayer por adherir a la marcha de San Cayetano del 7 de agosto. Todo coincide con la profundización de los indicadores de la recesión que se mantuvieron firmes durante junio y con las señales de que la inflación se julio no será inferior a la del mes anterior.

Para el gobierno, el triunfo de Pablo Moyano y los duros presupone una derrota importante, porque con la CGT en el diálogo social había una apariencia de consenso social que reafirmaba la arquitectura del Pacto de Mayo. Un tinglado débil pero que le permitía a Javier Milei mostrar que conducía 18 gobernadores y que además los sindicalistas sostenían la política económica.

El actual triunfo de los duros en la CGT viene a coincidir con el creciente malestar de los opositores dialoguistas en el Congreso. En el Senado, por ejemplo, crece el enojo porque el gobierno bloquea el tratamiento en el recinto de la ley de movilidad jubilatoria, que de sancionarse implicaría que el presidente la vete y haya un largo conflicto. Por su parte, en Diputados es profundo el distanciamiento de Miguel Ángel Pichetto con la Casa Rosada. Todo indica que los días del acuerdismo van quedando atrás.

El factor Macri

Este cambio de clima está de algún modo empujado por el giro estratégico del PRO, que se coloca ahora como aliado crítico del gobierno. Macri maniobra aparentemente en una operación dual. Si el gobierno lo llamara para colocar a parte de un gabinete renovado, moderaría sus críticas. Pero si Karina Milei se impone, Macri profundizaría su trabajo de esmerilado del oficialismo. Para empezar, Cristian Ritondo ya negocia con Oscar Zago y otros disidentes libertarios la confirmación de un interbloque.

Como van las cosas, Macri apunta a competir el año que viene con La Libertad Avanza en unas PASO, para lo cual debería mostrarse cada vez más crítico de la gestión de Luis Caputo.

El cambio de clima político y social coincide con las recientes encuestas que marcan que la imagen positiva de Milei bajó del 40% en muchas zonas del conurbano. Un descenso que enciende luces amarillas en la Casa Rosada.

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