Por Carlos Tórtora.-

Javier Milei y Luis Caputo respondieron a la suba del dólar y el aumento de la inflación de junio con el anuncio de que habrá emisión cero y congelamiento de la base monetaria. Esto implicaría un aumento de la recesión.

De algún modo, la reacción presidencial es una señal inequívoca de que el gobierno toma en serio el impacto que la suba del dólar puede tener en la economía. La presencia de Milei en la conferencia anual Sin Valley es sin duda un intento más de encontrar nuevas noticias sobre inversiones, aunque todos saben que, en el mejor de los casos, se trataría de anuncios para el mediano plazo.

El oficialismo debe así remar contra la presión devaluatoria del FMI. Pero lo que ocurra con la inflación y la recesión en los próximos 60 días también tendría consecuencias políticas inmediatas. El malestar social que se vio atenuado por el cobro del aguinaldo y la ola de frío que desalienta las manifestaciones podría mostrarse en agosto.

Por otra parte, si la inflación continúa subiendo, muchos de los 18 gobernadores que firmaron el Pacto de Mayo podrían dar un paso al costado ante el aumento del costo político de apoyar a un gobierno que se encuentra en un callejón económico sin salida.

Un tablero político inestable

El indicador más preciso de esta situación no es ningún gobernador sino el PRO, que ahora es un crítico moderado pero firme de la política económica oficial. Más de un gobernador dialoguista estaría molesto por haber quedado a la derecha del partido amarillo.

Otro factor que está en juego es la actual benevolencia de los caciques sindicales hacia la política económica oficial.

Y, lo que no es menor, están en riesgo los avances libertarios en el Congreso, donde la adhesión de los opositores dialoguistas se funda en el éxito de la política anti inflacionaria.

En resumen, Milei no sólo se juega en las próximas semanas el éxito de su política económica sino también su capacidad de control político de la situación.

El gobierno trata ahora de apurar la aplicación de la Ley Bases en medio de un quietismo opositor que realmente llama la atención.

Pero el cisne negro de la combinación de recesión con inflación puede terminar con esta realidad tan benévola para la Casa Rosada.

 

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