Por Guillermo Cherashny.-

Los graves incidentes en la provincia norteña fueron liderados por el FIT -el trotskismo argentino-, que tienen un importante desarrollo en Jujuy -quizás el más importante del país- y creían que entraban segundos en la elección de gobernador pero quedaron terceros lejos y el peronismo, liderado por Rubén Rivarola, dueño del diario El Tribuno -el más importante de la provincia-, fue segundo con el 22,4%, en tanto otros peronistas sumaron muy poco.

Rivarola un sobreviviente del PJ que manejaban Fellner, Jenefez y Snopek, que pagaron caro al convertirse en rehenes de Milagro Sala, se quedó con la estructura partidaria y logró superar a los troskos que, como dijimos, los encuestadores lo daban segundos. Como se quedaron con la sangre en el ojo, Del Caño y Belliboni viajaron a Jujuy para sumarse a las marchas docentes y romper la asamblea constituyente y, como metodología, decidieron invadir la legislatura al mejor estilo Trump y Bolsonaro y se sumaron como furgón de cola los movimientos sociales del kirchnerismo y el remanente del grupo de Milagro.

El gobernador Morales, a quien no le tiembla el pulso, quiso imponer el orden pero los troskos y los K llevaron gente de Capital, a los cuales se sumaron delincuentes comunes que se dedicaron a saquear. Entonces el presidente y Cristina -que no pierden oportunidad de criticar duramente la represión en distritos donde no gobiernan- hicieron suya la causa de los troskos y dejaron en off side al peronismo de Rivarola como supuesto cómplice de Morales, con lo cual pueden lograr que el justicialismo se quede sin senador y que ese lugar sea ocupado por los troskos, que tendrán el primer senador nacional en la historia política argentina.

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