Por Carlos Tórtora.-

Todo el peronismo está pendiente de la evolución de la crisis abierta entre el núcleo duro de Axel Kicillof y la Cámpora, luego de que uno de los puntales del gobernador, el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, organizara un acto en Quilmes sin invitar a la intendenta camporista Mayra Mendoza. La cúpula de La Cámpora acusa al gobernador de preparar su lanzamiento como candidato a presidente alejándose de Cristina Kirchner y los suyos.

Concretamente, dicen que Kicillof llegó a la conclusión de que su carrera hacia la Casa Rosada depende de mostrarse independiente del kirchnerismo ante una clase media que en general rechaza a la expresidenta. Señalan que esta actitud se profundiza a partir de la reciente reunión del gobernador con el Papa.

El conflicto se desarrolla ahora con un escenario inminente: la organización del peronismo para las elecciones del 2025. El camporismo, contando con la lapicera de su jefa, sueña con monopolizar las candidaturas a diputados nacionales y provinciales en Buenos Aires. De concretarse esto, Kicillof aparecería públicamente como entonado por el kirchnerismo duro y sin vuelo propio.

El tiempo se acorta

En los equipos del gobernador ya hay quienes sugieren que se debe preparar un esquema para presentarse en las urnas por fuera de Unión por la Patria, lo que significaría un cisma difícil de revertir. Para el entorno de Cristina, el problema es muy difícil, porque carecen de un presidenciable que no sea Kicillof. Salvo que la expresidenta, acorralada, impulsara una nueva candidatura presidencial de Sergio Massa, al cual la sociedad percibe como diferenciado del kirchnerismo. Tal como están las cosas, Cristina demostró que aún puede controlar el timón partidario a través del PJ bonaerense, pero no le alcanza para poner un presidenciable propio que, por otra parte, no tiene.

La crisis escala en un mal momento para Kicillof, porque la Casa Rosada está ajustando el torniquete financiero sobre la provincia, seguramente con la intención de complicarle la gestión como gobernador y deteriorarlo así como presidenciable.

La reciente afirmación de Cristina acerca de que si todos los legisladores del PJ fueran de La Cámpora el gobierno no hubiera podido aprobar la ley Bases, hizo creer a todo el peronismo que los camporistas preparan un golpe de mano para quedarse con todas las candidaturas el año que viene.

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