Por Carlos Tórtora.-

El gobierno consiguió anoche en el Congreso un tanque de oxígeno para una gestión bastante jaqueada y sin resultados positivos. Pese a ello, la debilidad legislativa del oficialismo fue notable una vez más: la votación resultó empatada y el oficialismo ensució la sesión canjeándole a la neuquina Lucila Crexell la embajada ante la Unesco por su voto a favor de la Ley Bases.

Este hecho de por sí oscurece a un gobierno que llegó prometiendo erradicar las prácticas de la casta política.

Lo cierto es que en política suelen importar solamente los resultados y que Javier Milei ya dejó hace rato de ser un idealista.

A Victoria Villarruel le tocó anoche además desempatar también sobre la concesión de facultades extraordinarias al presidente, que ahora las tendrá por un año y sólo en cuatro materias.

El debate de ayer también dejó otros rastros. Por ejemplo, la caracterización de Javier Milei como enfermo mental que hizo la senadora kirchnerista por Santa Cruz Cristina López. Esto en un Congreso donde en sus pasillos ya es comentario diario la posibilidad de un juicio político al presidente.

Con la sanción de la Ley Bases, es probable que se reduzca el clima de ingobernabilidad y que el gobierno gane algo de tiempo.

Pero esto también tendría un efecto bumerang, ya que, al contar con la ley, el gobierno tendría ahora muchas menos excusas para seguir postergando el mejoramiento de la economía. Lamentablemente, Milei sabe a la perfección que los efectos positivos de esta ley sobre la economía recién se verificarían a mediano plazo. En síntesis, la crisis está lejos de ingresar en un ciclo ascendente y la paciencia social da indicios de agotarse. Anoche se vieron cacerolazos en varios barrios porteños. Se trata de fenómenos embrionarios que pueden ramificarse en cualquier momento.

Anoche mismo Milei anticipó que pronto convocará a la oposición dialoguista reflotando el Pacto de Mayo. El presidente necesita con urgencia que La Libertad Avanza deje de ser un partido semiaislado y dependiente del PRO, para pasar a liderar una coalición con partidos provinciales y desprendimientos del peronismo y el radicalismo. En fin, un frente que en términos electorales sea competitivo para las elecciones del año que viene.

Pensando en el 2025

El saldo de lo que va quedando después de la batalla en el Senado muestra un gobierno con tremendos problemas de funcionamiento y un presidente más dedicado a su carrera de líder internacional que a gestionar los intereses de un Estado que por otra parte intenta destruir, según dice él mismo.

Por su parte, el peronismo sale de esta crisis con sus estructuras más o menos consolidadas y pensando ya que el enorme desgaste actual de Milei lo conduce sin escalas a la derrota electoral el año que viene.

Casi sin respiro, Milei deberá en pocas semanas resolver si veta la ley que cambia la fórmula jubilatoria y se expone a que los diputados tomen revancha contra él derogando el DNU 70/23, que está pendiente de tratamiento en la Cámara.

Share